martes, 22 de diciembre de 2009

El hermoso sueño

Era una noche de las normales, de las que él solía tener. Solitarias, aburridas y para nada encantadoras. La salida había sido suspendida sin mucha antelación y le había quitado las ganas de todo. Él sólo quería llorar. Y para eso, se dispuso a mirar una película romántica que lo hiciera emocionar. Él tipo romántico y de llanto fácil, amaba esas películas que tanto lo hacían pensar y meditar. Y para esa noche, no estaba nada mal.
Sin embargo nada salió como lo planeado. El parlante había quedado prendido, al igual que el msn, y una conversación fue maximizada oportunamente con zumbido incluído. Ella era una nueva desconocida, de las tantas que se tienen por ahí en el messenger pero con quien nunca se habla. Lo curioso fue que él pese a tener planes ya organizados, se dispuso sin problema a hablar con la nueva chica, quien finalmente se dio a conocer y puso su mejor foto de perfil para conquistarlo.

Él, antes de tan temible interrupción, había estado pensando en la necesidad de estar con alguien. La soledad lo estaba matando de a poco, pero las desgracias eran más que las alegrías amorosas. Algunos decían que podía ser por falta de confianza, otras por no tener las ideas claras, pero en fin, en la realidad lo único que le importaba a él era que seguía solo. Igualmente, pese a todo, recién se estaba recomponiendo de su tiempo que se había tomado de no querer estar con abolutamente ninguna chica ni tener novedades de nada. Todo parecía estar dándose a propósito pero sin conocer al causante.

La noche fue pasando. Segundos, minutos y horas corrían sin parar. Media noche ya había sido marcada hacía rato. Ellos seguían conversando. Parecía como si ya se conocieran de antes. Las cosas en común ya eran de gran magnitud, y las ganas mutuas aumentanban sin cesar. Nada ni nadie parecía capaz de interrumpirlos. Era como si él se estuviera dando una nueva oportunidad.
Pero pese a todo lo bueno, él no podía dejar de recordar la mala experiencia pasada con la chica de la cual se había enamorado via chat y a la cual nunca había logrado conocer. Eso lo hacía todo más dificil y él sabía que no podía confiar un cien por cien con la extraña por ese gran problema que inundaba su mente. Pese a hacer reiterados esfuerzos, era imposible.
Las agujas del reloj corrían. Ellos, ambos, perturbados como nadie, yacían solos, cada uno en su respectivo escritorio en su propia casa, sin tener ninguna otra persona con la cual hablar. Pero no les importaba. Todo parecía ser color de rosas y en ambos ambientes se podían observar rasgos inequívocos de que algo captaba la atención del otro.

A partir de esa noche, todo cambió. Ambos comenzaron a hablar a diario y hasta los celulares vibraban sin cesar durante el día. Las sonrisas en sus caras, ya se tornaban normales y la buena onda era contagiada a todos sus allegados, aunque nadie entendía los motivos de tal actitud.

Un día llegó el tan ansiado momento de la verdad. Él, luego de infinidades insistencias de ella, había aceptado que se encontrasen en un bar para tomar algo, conocerse personalmente y de paso charlar un rato. Los dos días anteriores, estuvieron cargados de ilusión. De los nervios, a los dos todo le salía mal en sus casas y sus familiares ya empezaban a sospechar e indagarlos. La verdad, estaba pronta a llegar.

Ellos finalmente se vieron. Y todo fue como lo esperado. Parecía un cuento de hadas, donde los amados después de mucho tiempo se reencontraban. Ellos, luego de tomar algo, decidieron salir a caminar un rato. El día estaba nublado y el sol no quemaba demasiado.
La plaza se veía diferente para ellos. La iluminación extra en sus ojos, lo hacía todo especial. Sin más palabras que decir, lograron cerrar una etapa, la de conocerse, y empezar otra, la verdadera, real y mágica; sólo con un beso. Se podía notar un amor profundo.


Con los ojos abiertos, la luz encendida y una gran sonrisa en la cara, me sonreía mi madre cuando logré despertar. "Haz tenido un hermoso sueño," me aseguró.




Y es que eran las ganas, los deseos y los mayores anhelos de encontrar a esa persona especial que le cambiara la vida. Parecía desesperado, pero no actuba como tal. Era como si la vida lo estaba poniendo a prueba. La sensación de soledad ya se apoderaba de él como veneno que corre por sangre. Quería algo nuevo. Necesitaba ese amor que él sabía que estaba pronto a llegar. La felicidad y el optimismo comenzaban a notarse en días variados...

viernes, 11 de diciembre de 2009

La amiga de ella

Ella había decidido volver. Esa era su hipótesis. Pero no podía comprobarla hasta que algo realmente sucediera. Parecía algo increíble, más un sueño que la realidad. Él la extrañaba y aún no había podido olvidarla, pese a los largos años que habían ya pasado.
Al parecer, ella tampoco. Le había comentado a una amiga que lo conocía a él, quién había sido, e incluso de qué manera le había hecho muchísimo daño, incluyendo mentiras y cosas no sucedidas... Él no entendía qué era lo que sucedía, porque pues eso significaba que aún lo quería. ¿O se equivocaba? Y si así era, se preguntaba el por qué se había ido y desaparecido sin más, diciendo todo eso que dijo tan hiriente y sin pensar en las consecuencias, o tal vez a propósito. Otra vez al pobre muchacho le venía la confusión en la cabeza que alguna vez pensó que había podido superar.


Lo que él no sabía, era que con tantos fracasos amorosos, todas fueron olvidadas en algún punto, pero cuando alguna de esas grandes amadas vuelve, todo parece ser como el pasado, con los mismos deseos y sentimientos, pero en diferentes circustancias y con más ganas de no perder otra oportunidad. O esa, por lo menos, era la forma de ser de él.


...


Los días fueron pasando. Las conversaciones con "la amiga" ya se tornaban sospechosas. Él, ya comenzaba a pensar en una especie de doble persona, que la amiga era ella, hablando desde otro perfil totalmente inventado, o tal vez real, no lo sabía. A estas alturas ya dudaba del pasado, del presente y no confiaba demasiado en el futuro. Sin embargo, decidió seguir. No podía darse el lujo de tirar todo por la borda, sin siquiera aunque sea intentar en vano un acercamiento previo, una especie de encuentro, aunque sólo sea virtual, a él le bastaba. No toleraba la idea de estar hablando otra vez con esa persona que le había arruinado la vida durante años, pero la que también lo había ayudado a crecer muchísimo. Él sabía que le hacía mal, y la mente constantemente emitía gritos de dolor y de desesperación para que no siga adelante. Pero era el corazón el que tenía las riendas del asunto, y nada se podía hacer. Sólo esperar, sufrir, recordar, llorar, dejarse llevar por la tentanción ambiciosa cien por ciento lastimosa...

Constantemente él deseaba algo bueno, un sí que lo hiciera feliz. Pero todo se volvió completamente confuso para él que no se daba cuenta que en definitiva seguía hablando con la desconocida "amiga" de ella. Esta extraña, parecía estar enganchándose con él. Le tiraba besos virtuales, le decía que lo quería, que era una muy buena persona, que no merecía sufrir... Pero todo era un engaño y él no se daba cuenta de eso. Sólo le importaba sacar información mientras la otra, a su vez, se aprovechaba de su estado de ánimo para sólo sacar provecho propio y lograr su cometido.



Todo parecía ser un nuevo ciclo. Otra chica se estaba aprovechando de él, del pobre infeliz sin suerte en el amor, del buenudo y del que siempre está dispuesto a sufrir. Una nueva infelicidad salía de sus ojos, bajaba por sus mejillas y ya manchaba su cara.