viernes, 23 de julio de 2010

Ambos deben arriesgar.

Eran días relativamente tristes para él. Hacía mucho rato que no podía sentirse como le gustaría, pese a que estaba transitando sus largos días de descanso, sin responsabilidades ni días locos.
Todo era tan pero tan tranquilo que podía pensar y pensar, aunque sin éxito en dscubrir su problema.
Sin embargo, tan sólo por llamarlo una remota posibilidad, una posible idea era la de que se sentía solo y sin compañía alguna. Y aunque constantemente se preguntaba si era una relación estable lo que buscaba, nunca salía una respuesta coherente que lo confirmara.
En cambio ella, sabía y tenía bastate en claro lo que quería, o por lo menos eso desmotraba. Sin querer nada de amores pasajeros, buscaba sin cesar, sin mentir ni traicionar y sin jugar a dos puntas, a un ser que la queriese como es, para proyectar en él su futuro. Y considerando como estaban las cosas y sus malas relaciones anteriores también, se le hacía algo bastante complicado.

Pese a estas diferencias notables, ellos tenían algo en común: un simple y deseoso amor. Tan sólo en ocasiones pocas se veían, mas se habían conocido muy bien durante los tres años breves que habían pasado juntos en un lugar que formaba parte de su grato pasado. Y pese a que buscaban lo mismo y lo contrario a la vez, sólo se animaban a mirarse y por dentro pensar cada uno por sí mismos lo bien que estarían con el otro, sentimientos que para los de afuera era fácil de notar.

Él, quien ya empezaba la universidad luego de dos años de vagancia, tenía muchas ganas de experimentar esas cosas que nunca había vivido pero que estaría seguro que le encantarían. Y ella, chica que ya se preparaba conciente en su universidad, no tenía miedo de postergar sus deseos más remotos hasta encontrar a su amado ideal.

Todos los de afuera, tan sólo tiraban indirectas, los dejaban a solas, pero lo que no sabían era que eso era justamente lo que no necesitaban, porque eso lo podían conseguir e incluso arreglar un encuentro si así lo quisiesen. Pero ambos tenían miedo, ese miedo que paraliza siempre a las personas y nos las deja en paz ni cumplir los sueños, la misma barrera que siempre molesta y que hay que aprender y saber romper.





Nadie sabe como la historia seguirá, mas se pueden apreciar ciertos adelantos y pequeñas charlas referidas al tema como para intentar solucionar y poder intentar. Pero se requiere paciencia, deseo y voluntad. Nada era fácil para él, siempre con sus historias pasadas latentes, y mucho menos para ella, quién se negaba de ante mano debido a sus convicciones y miedos a priori.
La historia pronto tendrá un final, para estar juntos o seguir cada uno su rumbo, pero creo que lo tendrá. Y eso es lo que todos, incluyéndome, esperan. Aún, ambos, tienen cartas por jugar. Ambos, deben arriesgar.