martes, 22 de diciembre de 2009

El hermoso sueño

Era una noche de las normales, de las que él solía tener. Solitarias, aburridas y para nada encantadoras. La salida había sido suspendida sin mucha antelación y le había quitado las ganas de todo. Él sólo quería llorar. Y para eso, se dispuso a mirar una película romántica que lo hiciera emocionar. Él tipo romántico y de llanto fácil, amaba esas películas que tanto lo hacían pensar y meditar. Y para esa noche, no estaba nada mal.
Sin embargo nada salió como lo planeado. El parlante había quedado prendido, al igual que el msn, y una conversación fue maximizada oportunamente con zumbido incluído. Ella era una nueva desconocida, de las tantas que se tienen por ahí en el messenger pero con quien nunca se habla. Lo curioso fue que él pese a tener planes ya organizados, se dispuso sin problema a hablar con la nueva chica, quien finalmente se dio a conocer y puso su mejor foto de perfil para conquistarlo.

Él, antes de tan temible interrupción, había estado pensando en la necesidad de estar con alguien. La soledad lo estaba matando de a poco, pero las desgracias eran más que las alegrías amorosas. Algunos decían que podía ser por falta de confianza, otras por no tener las ideas claras, pero en fin, en la realidad lo único que le importaba a él era que seguía solo. Igualmente, pese a todo, recién se estaba recomponiendo de su tiempo que se había tomado de no querer estar con abolutamente ninguna chica ni tener novedades de nada. Todo parecía estar dándose a propósito pero sin conocer al causante.

La noche fue pasando. Segundos, minutos y horas corrían sin parar. Media noche ya había sido marcada hacía rato. Ellos seguían conversando. Parecía como si ya se conocieran de antes. Las cosas en común ya eran de gran magnitud, y las ganas mutuas aumentanban sin cesar. Nada ni nadie parecía capaz de interrumpirlos. Era como si él se estuviera dando una nueva oportunidad.
Pero pese a todo lo bueno, él no podía dejar de recordar la mala experiencia pasada con la chica de la cual se había enamorado via chat y a la cual nunca había logrado conocer. Eso lo hacía todo más dificil y él sabía que no podía confiar un cien por cien con la extraña por ese gran problema que inundaba su mente. Pese a hacer reiterados esfuerzos, era imposible.
Las agujas del reloj corrían. Ellos, ambos, perturbados como nadie, yacían solos, cada uno en su respectivo escritorio en su propia casa, sin tener ninguna otra persona con la cual hablar. Pero no les importaba. Todo parecía ser color de rosas y en ambos ambientes se podían observar rasgos inequívocos de que algo captaba la atención del otro.

A partir de esa noche, todo cambió. Ambos comenzaron a hablar a diario y hasta los celulares vibraban sin cesar durante el día. Las sonrisas en sus caras, ya se tornaban normales y la buena onda era contagiada a todos sus allegados, aunque nadie entendía los motivos de tal actitud.

Un día llegó el tan ansiado momento de la verdad. Él, luego de infinidades insistencias de ella, había aceptado que se encontrasen en un bar para tomar algo, conocerse personalmente y de paso charlar un rato. Los dos días anteriores, estuvieron cargados de ilusión. De los nervios, a los dos todo le salía mal en sus casas y sus familiares ya empezaban a sospechar e indagarlos. La verdad, estaba pronta a llegar.

Ellos finalmente se vieron. Y todo fue como lo esperado. Parecía un cuento de hadas, donde los amados después de mucho tiempo se reencontraban. Ellos, luego de tomar algo, decidieron salir a caminar un rato. El día estaba nublado y el sol no quemaba demasiado.
La plaza se veía diferente para ellos. La iluminación extra en sus ojos, lo hacía todo especial. Sin más palabras que decir, lograron cerrar una etapa, la de conocerse, y empezar otra, la verdadera, real y mágica; sólo con un beso. Se podía notar un amor profundo.


Con los ojos abiertos, la luz encendida y una gran sonrisa en la cara, me sonreía mi madre cuando logré despertar. "Haz tenido un hermoso sueño," me aseguró.




Y es que eran las ganas, los deseos y los mayores anhelos de encontrar a esa persona especial que le cambiara la vida. Parecía desesperado, pero no actuba como tal. Era como si la vida lo estaba poniendo a prueba. La sensación de soledad ya se apoderaba de él como veneno que corre por sangre. Quería algo nuevo. Necesitaba ese amor que él sabía que estaba pronto a llegar. La felicidad y el optimismo comenzaban a notarse en días variados...

viernes, 11 de diciembre de 2009

La amiga de ella

Ella había decidido volver. Esa era su hipótesis. Pero no podía comprobarla hasta que algo realmente sucediera. Parecía algo increíble, más un sueño que la realidad. Él la extrañaba y aún no había podido olvidarla, pese a los largos años que habían ya pasado.
Al parecer, ella tampoco. Le había comentado a una amiga que lo conocía a él, quién había sido, e incluso de qué manera le había hecho muchísimo daño, incluyendo mentiras y cosas no sucedidas... Él no entendía qué era lo que sucedía, porque pues eso significaba que aún lo quería. ¿O se equivocaba? Y si así era, se preguntaba el por qué se había ido y desaparecido sin más, diciendo todo eso que dijo tan hiriente y sin pensar en las consecuencias, o tal vez a propósito. Otra vez al pobre muchacho le venía la confusión en la cabeza que alguna vez pensó que había podido superar.


Lo que él no sabía, era que con tantos fracasos amorosos, todas fueron olvidadas en algún punto, pero cuando alguna de esas grandes amadas vuelve, todo parece ser como el pasado, con los mismos deseos y sentimientos, pero en diferentes circustancias y con más ganas de no perder otra oportunidad. O esa, por lo menos, era la forma de ser de él.


...


Los días fueron pasando. Las conversaciones con "la amiga" ya se tornaban sospechosas. Él, ya comenzaba a pensar en una especie de doble persona, que la amiga era ella, hablando desde otro perfil totalmente inventado, o tal vez real, no lo sabía. A estas alturas ya dudaba del pasado, del presente y no confiaba demasiado en el futuro. Sin embargo, decidió seguir. No podía darse el lujo de tirar todo por la borda, sin siquiera aunque sea intentar en vano un acercamiento previo, una especie de encuentro, aunque sólo sea virtual, a él le bastaba. No toleraba la idea de estar hablando otra vez con esa persona que le había arruinado la vida durante años, pero la que también lo había ayudado a crecer muchísimo. Él sabía que le hacía mal, y la mente constantemente emitía gritos de dolor y de desesperación para que no siga adelante. Pero era el corazón el que tenía las riendas del asunto, y nada se podía hacer. Sólo esperar, sufrir, recordar, llorar, dejarse llevar por la tentanción ambiciosa cien por ciento lastimosa...

Constantemente él deseaba algo bueno, un sí que lo hiciera feliz. Pero todo se volvió completamente confuso para él que no se daba cuenta que en definitiva seguía hablando con la desconocida "amiga" de ella. Esta extraña, parecía estar enganchándose con él. Le tiraba besos virtuales, le decía que lo quería, que era una muy buena persona, que no merecía sufrir... Pero todo era un engaño y él no se daba cuenta de eso. Sólo le importaba sacar información mientras la otra, a su vez, se aprovechaba de su estado de ánimo para sólo sacar provecho propio y lograr su cometido.



Todo parecía ser un nuevo ciclo. Otra chica se estaba aprovechando de él, del pobre infeliz sin suerte en el amor, del buenudo y del que siempre está dispuesto a sufrir. Una nueva infelicidad salía de sus ojos, bajaba por sus mejillas y ya manchaba su cara.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Sin otra opción

La experiencia de no saber absolutamente nada, lo hacía aún más vulnerable. Era como un contra imán que él tenía para con ellas. Ninguna se atrevía a hacercarse, a encararlo. Y él mucho menos. Nunca le gusto eso de estar con cualquiera en cualquier lado. Lo de él era sólo un amor profundo, y siempre tenía a una sola chica muy especial en su corazón. Es por eso que no encajaba en el mundo de los adolescentes. Lo consideraban raro, anormal, incluso hasta lo trataban de bisexual de vez en cuando. Claro que para él no era facíl la vida que llevaba. Pero día a día intentaba sobrevivir y encontrar las cosas lindas que lo hagan sentirse bien. El ser perfecto, o querer siempre buscar la perfección, le jugaba en contra. Sus amigos, lo amaban o lo envidiaban. Sus amigas, sólo lo querían de diferentes formas, incluso siendo para alguna de ellas, como un hermano más. Acostumbrado a los malos tratos, a la carencia de oportunidades amorosas y a la torpeza de su cuerpo, sólo deseaba encontrar, hacía tiempo ya, a una persona indicada que le fuere correspondido y cumpliera con sus requisitos fundamentales de mujer. De más está decir, que los requisitos mínimos pedidos superaban ampliamente a una chica común y corriente que se encontraba en cualquier lado y eso lo hacía aún más difícil. Nada pasaba por lo material, tampoco la belleza lo era todo. Simplemente la esencia, la parte interior, el carácter y la contradictoriedad eran factores fundamentales.

No hacía mucho tiempo, un día como cualquier otro, una persona con alguna que otra característica deseada, por no decir una mujer perfecta frente a sus ojos, había aparecido y conquistado su noble corazón. Ella era un amor nuevo, que sustituía al anterior, pero del cual estaba convencido que no tendría éxito. Tanto dudaba de sí mismo que los factores siempre le eran totalemente adversos. Y este no sería la excepción. Aunque había estado cerca, y hasta incluso se había jugado como muy pocas veces lo había hecho, no tuvo el éxito final deseado.
Los fracasos, por sólo enumerarlos, ya llegaban a los tres o cuatro de forma consecutiva. Y parecía que nada lo iba a poder sacar del estado totalmente depresivo que tenía.
Ni el basquet, ni los sucesivos éxitos escolares, tampoco los grandiosos días laborales, ni sus hermosas tardes con amigos. Nada borraba su inmensa amargura y tristeza interior. Tampoco podía explicar ese vacío y ese odio a sí mismo, a la vida, a las circustancias adversas, ni mucho menos echar culpas a alguien.

Sin embargo, siempre confiaba en que todo mejoraría. Escribía frases propias esperanzadoras que lo hicieran seguir adelante. Leía cosas y cuentos para superarse, para no caer. Pero no pedía ayuda alguna. Cabe destacar que siempre se sintió que nadie lo entendía. Su forma de pensar era muy avanzada respecto al promedio de su edad y eso era algo difícil de manejar.


Él, ese gran chico, se autodesignaba como DIFERENTE. Esa persona, aún soñaba con la felicidad. Algún día, estaba totalmente convencido que la conseguiría. Lo único que más deseaba, era que al alcanzar las metas por las que luchaba diariamente, dieran sus frutos en sus respectivos momentos y rogaba para no pasarlas desapercibidas, como una simple cosa más.
Mientras tanto, sólo podía escribir, descargarse, y ocultarse. No tenía otra opción.

miércoles, 14 de octubre de 2009

El viaje inolvidable

Ellos eran dos seres extraños del mismo mundo, lugar y localidad. Eran dos personas muy ditintas, totalmente opuestas. Nada durante los años anteriormente vividos los había juntado ni hecho estar juntos. Ella era una chica común y de barrio. Era una de esas mujeres codiciadas, que todos deseaban tener. Su encanto era irresistible y su temperamento, humor y carácter, eran de lo más temible que podía haber. Sus caprichos, eran cumplidos; sus deseos, otorgados; sus fantasías, hechas realidad. Chica mal acotumbrada y demasiado extrovertida.
Pero un día como cualquier otro, mientras ella se encaminaba a su único primer viaje en grupo de vacaciones, lo conoció a él, tipo carismático, buena onda y tranquilo. Quizás fueron pocos instantes, una fugaz y única mirada de complicidad, pero ambos quedaron estupefactos frente al otro, sin siquiera poder decirse un "Hola, ¿como estas?" El destino, la casualidad, el deseo, quizás también la tentación, habían cumplido y unido a ellos en un camino que pronto encontraría el retorno, basado en discusiones, malos tratos y demasiadas diferencias y gustos insostenibles.

Durante el viaje, ellos se conocieron. Hablaron largo rato. Para ambos, cada uno de ellos, el otro era una persona perfecta. No hacía falta nada más que una simple mirada desde lejos para darse cuenta de lo que a ambos le pasaba.

Él, chico introvertido, sociable, estudioso, educado y soñador, ansiaba simplemente darle un beso. Las noches eran interminables y los pensamientos no dejaban descansar. Pero le faltaba coraje y voluntad propia para hacercarse un poco más.

Los días pasaron. El viaje tuvo su fin. Él, arrepentido consigo mismo, y ella, un poco, tal vez mucho, desilucionada, volvieron cada uno a su vida particular, llena de aburridas rutinas y desolaciones particulares, pero no sin antes pasarse aunque sea un simple número de teléfono.

Para ella, él no era nadie especial depués del viaje. O eso creía. Pensaba que era sólo uno más del montón, pero uno al cual no había podido besar pese a haber utilizado sus mejores técnicas de seducción y entregarse sin miedo alguno hacia el nuevo extraño. En definitiva, ella estaba acostumbrada.
Pero para él, ella había representado un nuevo amor. Una nueva mujer que reemplazaba a sus tan temibles pensamientos sobre su mujer anterior que hacía años había desaparecido. Las secuelas de tanto dolor y sufrimiento no tardarían en llegar, frente a la indesición y falta de concretación de ella.

Los días pasaron. Ellos seguían sin verse a diario, sin besarse, y ella seguía sin reconocer eso que llevaba muy adentro. Los llamados ya se tornaban frecuentes y los deseos aumentaban en cada oportunidad. Pero nada era claro para él que no la entendía frente a tantos cambios bipolares y ese carácter incomprensible que lo hacían confundir. La relación llegó a su fin luego de un nuevo "no se" de ella frente a una reiterada declaración de amor por parte de él.



El tiempo pasó. Durante el lapso de separación, ellos habían tenido otros amores, pero ninguno como el que sentían muy adentro en su interior. Él, desepcionado, se había propuesto olvidarla. Para un chico que vivía poniéndose metas, no debería ser difícil. Pero se topó con la realidad. El corazón no le obedecía. Ella, en cambio, decía que había vuelto a enamorarse de otro chico, que era feliz. Pero no tardó en volver a comunicarse con él, luego de sentirse sóla por haber sido abandonada y olvidada.

Ahora todo era como que quería recomenzar. Incluso un llamado, había producido un cambio en él, que con tan sólo ese simple acto, y al escuchar su voz depués de mucho tiempo, nuevamente estaba dispuesto a jugarse por ella. Aunque era conciente que no se lo merecía, a su corazón era a quien obedecía. No tenía opción alguna, si no que era sufrir o sufrir. No era su culpa que todo se diera así. Aunque lejos de determinar y saber qué era lo que ella exactamente buscaba, no le importaba en absoluto.



Será cuestión de tiempo, de esperar y estar al tanto de qué es lo que a estas dos personas le sucede. El reencuentro, el sí, el no. De maduro caía que él, con o sin ella, estaba destinado a sufrir. Era un santo en comparación a ella, y su amor era puro y verdadero. Por algo siempre había tenido malas experiencias y era tratado como un estúpido.
Aunque ya nada valía la pena, él decidió esperar, pese a que no era lo que le convenía ni le hacía bien en ese entonces.

martes, 6 de octubre de 2009

Lo Prometido llego!

Bueno, acabo depublicar, justo debajo de esta entrada, el cuento que había prometido que publicaría. Como les adelanté, es largo, pero recién me lo he vuelto a leer, y la verdad quehasta yo quedo fascinado.
Espero que les guste mucho y que logren conectarse y sentir el cuanto tal cual cuando yo lo escribi.
Sin más que decir, me despido.
Muchas gracias :)
Martín

El Único Sueño

Todos pasamos alguna vez por las mismas cosas. De una u otra manera amamos, sufrimos, vivimos, existimos y morimos. El ciclo es inevitable y todos quedamos atrapados en él durante poco o mucho tiempo; eso no importa.



“Los sueños son algo maravilloso”, solía decir mi madre. “Son únicos, placenteros o terroríficos, largos o cortos, imaginables o no. Pero ellos son nosotros mismos. No existe nadie que no sueñe. Pocos tienen el privilegio de acordárselos, dichosos sean ellos, y pobres los que no lo logran.” En fin, era lo único que siempre me había atemorizado de mi madre. Ella siempre me fantaseaba con lo mismo, me obligaba día a día a contarle mis pesadillas de las noches y me hacía a un lado cuando tristemente le contestaba que no podía recordarlos. Nunca fui bueno para eso, y siempre me sentí mal.
Sin embargo, ella me explicaría al finalizar, lo que yo en mi vida soñada llena de otros sueños inventados, no había podido explicarme a mi mismo. En ellos se había despertado mi temor a que ni ella pudiera responderme mis propios enigmas. Pero siempre confié en que fuera mi madre, la única que tuviera las respuestas a todas mis preguntas; y así fue.
Ahora que ya estoy viejo, me veo reflejado en muchos lugares y sitios que nunca recorrí y me sorprendo; los admiro, y admiro notablemente a mi mente, y a mi madre, la cual me enseñó la verdad de aquel primer y único sueño.


Mis años de infancia no fueron para nada agradables. Con un padre que me dejó cuando yo cumplía recién mis 12 años y una madre medio enloquecida, cada vez que pisaba mi casa, sufría. No podía juzgarla a ella; tampoco a él. Cada uno hacía lo que podía en esos tiempos donde todo andaba mal y se intentaba sobrevivir de cualquier manera. Pero lo cierto es que durante mi adolescencia me sentí siempre vacío. Lleno de secretos ocultos, de sentimientos desencontrados y rotos, de amores no correspondidos y de amigos invisibles. Mi mal humor en todos lados, mis pocas ganas de vivir, mi manera de sacar hacia fuera todo lo que sentía; era algo que me hacía verme como un pesimista frente a toda persona que interactuaba conmigo.
Imaginaba cosas, acontecimientos y lugares. Recuerdo bien un día, más precisamente una noche. Me encontraba en un camino al cual no le veía un fin, todo estaba oscuro y la noche llena de neblina me envolvía con su manto invisible. No había nada que podía hacer. Durante un tiempo finito, había caminado sin rumbo alguno, por ese camino que no entendía a dónde me conducía. Había superado pequeños, tal vez también grandes obstáculos, pero aún no lograba entender el significado. Estaba solo, nadie se encontraba a mi lado, nadie respondía frente a mis gritos. Pensaba en algo que no recuerdo y recuerdo haberme sentido agotado. Sentí, en ese entonces, que debía descansar un rato. Tal vez eso me iba a ayudar a esclarecer un poco todo. Pero, ni bien había logrado cerrar los ojos, recuerdo que fue ahí cuando había despertado.
Pese a todo, ir al colegio me encantaba. Siempre fui un amante de la lectura, pasaba horas y horas frente a esos increíbles escritos de los más grandes escritores que me llevaban a un lugar donde, con la realidad que yo tenía, no podía acceder. A diario interactuaba durante los recreos con mis profesores acerca de temas para los cuales yo era chico para hablar, de temas que encontraba en esos hermosos libros que no entendía. Algunos de mis educadores me animaban, pero otros, sentía que siempre se alejaban de mí. Pero poco a poco, sólo uno de ellos, tal vez el que más recuerdos me dejó, produjo un gran cambio en mí cuando me desafió a escribir. Recuerdo sus palabras como si fuera algo que yo nunca quise olvidar: “Tú tienes mucho potencial. Anímate a escribir; verás como las puertas se te abren hacia un mundo aún más grandioso que el que ya conoces. Te ayudará.” Mitad había entendido, mitad no había logrado saber de qué me hablaba. Pero me había convencido, quizás por el simple deseo, o tal vez por curiosidad; nunca lo supe.

Ahora, ya de grande, quizás entrando en la edad de anciano, recuerdo mis primeras líneas, poco gratas y nada placenteras. No tenía comparación frente a lo que leía. Pero algo me animaba a seguir. Dentro de mí se estaba produciendo un cambio. Ya podía empezar a sonreír a la gente, mis cosas y pensamientos quedaban tan sólo escritos y yo empecé a estar diferente frente al resto. No entendía si estaba bien o estaba mal, pero empecé a ser un poco más cerrado, ya no me gustaba que todo el mundo supiera de mí, sino sólo aquel que le interesaba realmente cómo estaba. Empecé a conocer con el tiempo a gente que se parecía a mí. Gente común y corriente que también escribía, que también se volcaba en esto tan impresionante, en este mundo distinto que se salía de la realidad. Era algo parecido a los sueños.
En poco tiempo había podido escribir muchos textos. Basado en mi profesor, en mis angustias, mis malas pasadas, problemas internos y en un par de escritores; las pocas personas que me leían decía que escribía bien. Yo nunca realmente lo sentí así. Es que siempre eran cosas cortas, de vez en cuando un pequeño cuento, pero nada más. Pero me animaban a continuar y soñaba yo con que ya era un escritor o tal vez que muy pronto lo sería. Escribía lo suficiente como para sentirme bien conmigo mismo, que no era poco. Eso era lo único que anhelaba en esos tiempos.

Años habían pasado ya desde mi primera publicación, que aunque no había batido récords en ventas, estaba considerablemente bien visto por la prensa. Estaba satisfecho conmigo mismo. Pude sentir mi grado de satisfacción y aún el superior de mi tan querida profesora a la cual le había brindado un pequeño homenaje. Era un libro lleno de pequeños cuentos que había podido crear con situaciones casi basadas de mi realidad; pequeños fragmentos de vida. Felicitaciones me llegaban de muchos conocidos, de esos que siempre están sólo en las buenas para ver si sacan algún provecho.
De ahí en más, mi hobbie, tal vez obligación, fue escribir. Comencé a estudiar en algunos ratos libres también para perfeccionarme. Sentía mi vida llena de esperanza, escribir era mi traspaso de la realidad a los sueños, era mi desconexión de la vida real; algo impensable que creía estar logrando transmitir a mucha gente a través de mis publicaciones.
En el medio, me casé con mi hermosa mujer. Tuve una hija, a la cual tuve oportunidad de dedicarle un cuento especial en mi última publicación. Era común en mí, para ese entonces, hacer mención de familiares, amigos y conocidos en todos mis cuentos.
A mi vida la sentía llena de alegría, de ganas de vivir. Debo confesar que ése había sido mi sueño tan único y real desde que era muy pero muy chiquito; lo estaba cumpliendo.


Me levanté de la mesa del comedor. Quería descansar un rato antes de seguir escribiendo. Junto a mi bastón caminé hacia fuera y miré hacia el cielo, impresionándome por la gran cantidad de estrellas que brillaban en la noche. La luna redonda no dejaba de brillar y sobresaltar en la larga e infinita oscuridad. Luego de quedar contemplando aquella vista inolvidable durante varios minutos que parecieron horas, fui al microondas y tomé mi taza de mate cocido infaltable en mis largos ratos de larga escritura. Luego volví a sentarme en mi sillón favorito y me vi en la obligación de continuar con mi relato, después de todo, las ideas revoloteaban en mi mente y sólo faltaba volcarlas en el papel.


Sin embargo había algo que ni pensándolo, ni escribiéndolo, había podido dejar de lado. Los años habían pasado, y no lo olvidaba. Y eso que esa noche la viví hace mucho, muchísimo tiempo. Encontrar el significado de tan tremenda cosa no pude nunca, y aún me reprocho. Sin poder ni querer pedir ayuda alguna, el no saber que hacer, el no poder descifrarlo me tuvo pensativo largos años hasta mi resignación. Después de ese gran sueño, habían llegado muchísimos más. Pero siempre fueron las primeras cosas las que marcaron mi vida, y fue ese el único sueño que me había dejado sin palabras, sin respuestas.
Sólo recuerdo, quizás algún día, en el cual yo estaba mirando el techo recostado sobre mi cama, solitario. Recuerdo que ahí, en ese momento de reflexión, había comprendido lo que mi madre siempre decía. Me había conectado conmigo mismo en ese primer gran sueño propio; pero no entendía nada más. El camino, la noche oscura y los obstáculos me daban vuelta constantemente. A mi madre ya difunta no podía preguntarle, era imposible. Pero la figura de ella sonriendo que imaginaba en mi mente al yo contarle que recordaba un sueño, mi primer sueño, ver su cara de orgullo; eso me hizo seguir adelante.
Pensaba que de ahí en más otros sueños iba a poder conciliar; pero el tiempo me había demostrado y seguía demostrándome que no.

En un día como cualquiera de todos, el cual no pensaba que iba a ser tan diferente, me encontré envuelto en un extraño sentimiento. Me vi reflejado en el espejo como un hombre sin vida; me sentí vacío. Durante ese día no hice más que mi rutina habitual, pero con mi cabeza fuera de mí. Decidido a no volver a mi casa, salido del trabajo decidí ir a tomar algo a un restaurante conocido al cual acudía siempre. Bien entrada la noche, no me quedo opción que ir a descansar, y aunque no quisiese, tuve que volver a mí único lugar, mi casa. Lo curioso tal vez fue que no pude dormir. Otra vez comenzaban a repetirse los días de insomnio, sentado en el sillón mirando las cosas olvidadas en la televisión. Y también recordando esas cosas que nunca era bueno recordar, lloraba solitario sin nadie que me consolara. Eran signos claros que extrañaba a mi difunta esposa, a mi difunta madre y que reflejaba mi triste realidad de haber quedado solo. Pero por suerte, al rato, todo lo escribía y podía pegar un ojo un par de horas, y ya para el día siguiente, todo había pasado. Eso era algo que no cambiaba en mí.


A esta, mi edad, sin nada que perder ni ganar, me la paso pensando y escribiendo, como ahora, este relato que será como uno más, tal vez el broche final para mi gran última obra a punto de ser publicada.
Me veo en la gloria. Sabía que tarde, pero seguro, me llegaría la fama que siempre quise. Sé que este libro será de los mejores de la época. Me siento confiado y seguro. Y tal vez será mi hija, la que orgullosa lo llevará a la editorial, porque a mi ya no me quedan ánimos ni fuerzas para hacerlo. Confío en su capacidad para ordenar mis ideas plasmadas aquí, completarlas y hacer de este cuento mi verdadera autobiografía.
Lentamente puedo observar, como todo se desvanece a mi alrededor. Serán mis últimas palabras, éstas que logré escribir. Mi fin llegó.


Para entonces, todo me pareció que había sucedido como una ráfaga. Y aún sin reconocer donde me encontraba, me había despertado envuelto en brazos de mi madre, quién intentaba tranquilizarme con una sonrisa. Al fin y al cabo, ella me conocía y ya había entendido que era lo que me había pasado; fue la primera vez que la notaba orgullosa.

viernes, 2 de octubre de 2009

La elección

Él estaba indeciso, pero seguro a la vez. Él quería eso que no quería aceptar que quería y estar con ella pero sin arriegarse a hablar sabiendo que un no, una confusión, y una terminación de amistad, podría llegar a concretarse. Ella, chica que desde afuera se la veía como indecisa, era romántica, inteligente, mandona y mal hablada.
Había muchas cosas que a él no le gustaban de ella, pero físicamente era hermosa. Él sentía que estaba cada día más cerca de enamorarse, que de tenerla consigo. Verla, le hacía mal. Escucharla, abrazarla y hablar con ella, le hacía aún peor.
Ellos eran dos desconocidos de la vida hacía un tiempo atrás. Un simple pensamiento y una débil atracción los había unido. Gracias a las indesiciones y a las confusiones, volvieron a verse varias veces más.
Salieron a pasear, fueron en grupo a distintos lugares, y siempre se divirtieron. Ella mostraba signos inequíbocos para varios de sus amigos de que algo le atraía, pero algunas actitudes lo hacían dudar a él, que tan sólo la quería para sí mismo con desesperación.

El tiempo pasaba. Otras chicas él seguía conociendo en muchos lugares, tenía una abanico 100% seguro de estar con alguna otra que quisiese; pero no. Su "ex" también había vuelto decidida a decirle que estaba nuevamente soltera, dispuesta a intentar otra vez, pero sin decirlo. Era una atracción a la cual se le hacía difícil poder escapar.

Los estudios lo mantenían ocupado. Sus pensamientos intentaban volverlo loco, pero él no lo permitía. Libros, amigos psicólogos, todas cosas que no lo dejaban caer. Sacarla a ella de la cabeza, ya se volvía imposible, y hasta pequeñas lágrimas no se podían ocultar. Tenía miedo, pero ya no dudas. La seguridad corría y aumentaba día tras día y no tenerla le producía un vacío considerable de temer.


Él ya estaba decidido. La semana próxima arreglaría y crearía la ocasión. No podía seguir así. Prediciendo obviamente un sí como respuesta, él estaba seguro que la semana siguiente estaría contando otra historia, esta vez feliz. Ya se lo imaginaba, y una sonrisa ya se le dibujaba en la cara.

lunes, 28 de septiembre de 2009

La vuelta de ella

Había pasado un tiempo relativamente largo para él, pero quizás muy corto para ella que estaba en una simple compañia sólo para no sentirse sola del todo, cuando ella decidió otra vez volver. Estaba claro que volvía a estar soltera y otra vez iba en busca de otro pobre iluso que intentara en vano conquistar su corazón de piedra liviana.
Ellos, ambos, habían decidido dejar esa partida interminable como estaba, pero ahora fue ella la que con un gran movimiento hacia atrás, parecía dejarle el partido en sus manos a él, para cuando regresara, para que finalmente le ganase. Pero él, chico inteligente, de corazón sufrido y con otras metas en la cabeza, no quería aparecer, sabiendo de antemano que ella haría un movimiento estratégico algún día inesperado.
Pese a todo, seguía siendo el pobre iluso que día a día esperaba tener noticias de ella, y era ahora cuando tuvo que empezar a luchar aún más para no caer en la tentación, sumado a su desesperación, de tirarse a sus pies sin pedir nada a cambio. Parecía como si una palabra de ella a la distancia ya era suficiente como para que su capacidad de razonar quedara invalidada por esa magia invisible soltada por ella.

La situación, sin embargo, esta vez era un algo un poco diferente. Él era el que estaba cansado, perdido y sin rumbo. Pero algo encaminado a querer salir con otra chica y con su primer experiencia a cuestas, que lo hacía aún mas fuerte y más pesimista sabiendo que también le había salido mal.
Por este motivo se encontraba confundido. Se hacía el desentendido frente a la mirada desesperada de ella en la partida, que sentía que había entregado mucho con ese movimiento que aún no tenía respuesta. Era consciente de que las cosas habían cambiado, pero no quería que así fuesen. No le gustaba que la dejen a la expectativa.
Sin embargo, como él la conocía, sabía que era lo mejor y hasta no aclarar las cosas, no haría nada en vano. Él seguía pensando que ella otra vez jugaba y los comentarios que le habían llegado no eran del todo alentadores. Para él era claro que no sólo lo buscaba a él, sino a unos cuantos más a la vez.
Pese a que esa afirmación estaba totalmente llena de incertidumbre y basada en hipótesis casi netamente dudosas y no comprobadas, prefirió pensar eso, quizás como una nueva excusa para estirar aún más lo que no quería que nunca terminase.

A fin de cuentas, el que saldría perdiendo sería otra vez él y no era justamente lo que necesitaba en este momento de su vida.



La situación así quedó y otra vez con un continuará. Con suerte algún día esta historia tendrá un final feliz o un triste final. Nadie lo sabe. Siquiera ellos dos, quienes ahora se miran con gestos de desesperación y caras largas. Pero la verdad estaba sobre la mesa: y esa seguía siendo la indesición y la falta de compromiso.





Disculpen que les debo el cuento que anuncié el otro día. La circunstancias me obligan a postear este otro que acabo de escribir.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Hola!

Bueno, sé que ando muy desaparecido. ¿Para qué negarlo?
Hoy les va a hablar Martín en persona y no un característico personaje principal de un cuento semi ficticio, de experiencias personales, real e irreal a la vez; lleno de preguntas sin respuesta y de imaginaciones románticas y tristes.
Sé que es una falta de respeto para todos ustedes, y sobre todo para aquellos que me siguen me leen y que me pidieron que vuelva a escribir, a postear un cuento nuevo.
Gracias a momentos no gratos vividos, a experiencias personales satifactorias, al tiempo de vacaciones, al comienzo de la universidad y su exigencia, se me ha vuelto un poco complicado escribir, encontrar tiempos para hacerlo y sobre todo encontrar a mi inspiración desaparecida que no logré reencontrar. Algo quitó esas ganas y quiero recuperarlas.
Pero, sin embargo, sigo maravillandome (y es algo que me encanta y me hace re bien) con los escritos que ustedes dejan en sus glogs, que son uno mejor que otros.


Hoy escribo esto, a modo también de presentarme. De decir acá estoy, no desaparecí.
En estos días venideros prometo postear un cuento que realmente me gustó mucho y lo considero de los mejores que he echo. Largo si, pero que vale la pena leer. Considero que realmente vale la pena. No tiene mucho que ver (o quizás si) con los que los tengo acostumbrados a leer, pero espero que se logre entender. Espero que puedan disfrutarlo tanto o más que cuando yo lo escribí.

Sin mucho más que decir, otra vez agradecerles a todos, y estaremos en contacto en breve, en unos simples y cortos días.

lunes, 3 de agosto de 2009

La chica equibocada

Él creía que sería un día normal. Uno como cualquiera de los otros. Otro viernes más, de salir a la noche, de disfrutar, de bailar, reirse y pasarla bien. Pero se equivocaba...

Había elegido salir al mismo lugar de siempre, dónde iban sus amigos, dónde siempre la pasaba de maravillas, dónde la música era buenísima y las pistas de bailes se podían elegir entre varias que había. Temprano como siempre, para la hora de apertura, él, juntos a casi todos sus amigos, hacían la cola para entrar. Tirando un comentario como chiste, habían apostado a que uno de ellos se llevaría una grata sorpresa, conociendo a una chica que realmente valiera la pena; de hecho, ellos, todos, estaba solteros hacía tiempo largo.
La noche se desarrollaba con normalidad, hasta que ella llegó. Era una rubia, flaca, alta, de pelo lacio y ojos verdes. Parecía una mujer ideal para un hombre que la mereciera. Sin dudarlo ni pensarlo dos veces, él salió a su encuentro. La invitaría a bailar, quizás a tomar algo y depués.. No le importaba el después.
Las cosas se dieron de buena manera. Ellos pudieron conversar, tomar un trago, y hasta incluso, darse un beso que para su mente duró más que un simple instante. Él parecía estar perdidademente enamorado de ella. Luego de un rato largo sin poder hacer nada más, quedaron en encontrarse a la siguiente noche en otro boliche. Parecía que ella también era de mucho salir. Amaba la noche y los boliches.

Él, esperó el día seguiente con ansias. Casi no había podido dormir de los nervios. No entendía que le pasaba. En cambio ella, no tenía nada de qué preocuparse. Era un pibe más en su vida. Siquiera tenía pensado ir esa noche a ese boliche. De echo, no le importaba demasiado.
Convencido de que todo le iba a salir como lo planeado, él se preparó de la mejor manera y más rápido que nunca. Había estado loco toda la tarde y la incertidumbre, la ansiedad y las ganas lo hacían exaltarse. Esa noche se había jurado no fallar. La invitaría a salir otro día a solas en un ambiente más favorable para hablar y conocerla más.
Pero todo fue en vano. Esa noche ella no acudió como había prometido, y él pensó que había pasado la peor noche de su vida; aunque claro que no sabía lo que le avecinaba.

Durante la semana entera, se quedó pensando en ella. En su forma de ser, su mirada, su cara y su cuerpo. No podía no volver a verla, la necesitaba. Como nunca había creído en el amor a primera vista, no lo entendía.
Otros findes pasaron. Él salía sólo para intentar encontrar a ella, mientras que ella no hacía más que salir a otros lugares lejanos para no cruzarlo. Parecía todo una triste historia de amor. Ella no se animaría a verlo nuevamente a la cara.

Un par de meses pasaron. El destino los unió nuevamente. El boliche de la desgracia fue el mismo que el de la primera ocasión. La única diferencia, era sólo de tiempo, de meses. Ella lo quizo esquivar, pero él fue astuto y no la dejó escapar. Luego de pocas palabras, largos besos y unos tragos que hicieron que ambos se olvidasen todo al día siguiente, ella le pasó su celular y su cuenta de msn. Al fin y al cabo, no quería reconocer que ella también se estaba enganchando de a poquito.

...

Nuevamente todo había sido en vano. Otro mes había pasado. Ella no se conectaba, no respondía sus mail ni su celular, que siempre daba como un cliente fuera de servicio. Parecía a propósito. Pero él se negaba a aceptar la realidad de que todos sus datos eran falsos.

Otro día, quizás gracias al destino, tal vez a la casualidad, quién sabe, ellos se volvieron a cruzar. Pero esta vez, había sido en una plaza, ambos haciendo diversas compras para sus padres. El día del Padre se acercaba y ninguno se podía dar el lujo de no regalarle nada a uno de los dos seres que los habían traído al mundo.
No faltó la oportunidad de sentarse a hablar, de aclarar la situación y de realizar las respectivas compras juntos. Él conoció sus gustos y se dio cuenta de que eran bastantes parecidos a los suyos. Ella conoció un poco más la hermosura de su interior y comenzó a sentirse atraída. Si era la última vez que se veían, ambos querían pasarla bien, y cerraron su gran tarde con un gran beso que prontamente, sin saberlo, quedaría en el olvido.

Ella se había disculpado por su desconfianza y de dar sus datos falsos, pero que tenía prohibido entregar los verdaderos en la primera cita. Él, tan sólo la perdonó sin más, sin importar todo lo que hasta el momento había sufrido. Ambos confiaban en que en una de esas noches ellos se encontrarían nuevamente en su boliche preferido: el mismo en el cual se habían visto por primera vez.




Y hoy cuento la historia. De este chico que se quedó con el corazón partido, esperando a ella que nunca volvería. Su vida estaba bien sin él, y no se la complicaría. Su ex había vuelto y ella no había podido poner resistencia alguna y había cedido y hasta perdonado la infidelidad del otro. Ella no era una chica de complicaciones. No se arriesgaría teniendo algo más seguro mucho más cerca y al alcance de su mano.
Él, había quedado lamentablemente enganchado. Las charlas que con ella había tenido vía chat, le habían podido conquistar el corazón. Pese a que nunca se había dado por vencido, nada podía hacer: ella ya no se conectaba más. Sólo añoraba su pasado. Releía su historial de conversaciones, todos los mensajes que le mandaba y sólo lloraba en silencio.

El tiempo había pasado. Aún dos años no eran suficientes para el olvido. Y él se preguntaba diariamente en qué había fallado. Se preguntaba, qué había hecho mal. Se preguntaba sobre el por qué de tanto sufrimiento. Pero lo que él no entendía, era que ella había sido una más de las tantas jóvenes que provocaban noche a noche sin motivo alguno y sólo para conseguir a chicos tontos como él, que la quisieran en serio; de esa manera, se aseguraba un juguete nuevo y distinto a todo lugar que fuera. Tardaría mucho en cambiar.

martes, 28 de julio de 2009

El riesgo

Él tenía una chica con la cual estaba saliendo. Hace mucho o poco tiempo, eso no importaba. Convencido un poco más que a medias, comenzó su relación, queriendo de alguna manera olvidar completamente a su gran amor pasado y a su anterior inmediato; con los cuales nunca había tenido oportunidad de estar. No sabía si hacía lo correcto, pero se sentía algo atraído por ella y además pasaba siempre muy lindos momentos con su compañía. Ninguno de los dos, sabía besar. Para ambos era su primera vez de salir con alguien, y estaba bueno eso de aprender juntos todo.
Ella no era su chica del todo ideal físicamente. Interiormente, era genial. Se preguntaba constantemente si valía más lo físico que lo interior, y escuchaba consejos de sus allegados que optaban por la segunda opción como mejor cualidad. Pero él, no terminaba de convencerse completamente...
Ella se estaba enamorando ya. Cada día era una nueva experiencia, un nuevo día lleno de alegría y sonrisas en la cara. Él sentía que estaba bien acompañado, con una dama que merecía luego de sus tantos sufrimientos anteriores.

Sin embargo, él recordaba. Había casi logrado sacarse completamente de su cabeza a su gran amor, borrando sus mensajes, ignorando sus fotos y no prestándole atención a sus anteriores escritos dedicados a ella. Pero no podía dejar de extrañar diariamente a su ex, por quien aún sentía mucho cariño. Un día no aguantó más y tuvo necesidad de verla. Ella estaba con otro, al cual no quería realmente, pero se seguía negando a estar con él, con quien no quería arruinar su relación tan bella de amistad, aunque no podía negar que no lo quería como algo más que eso.
Pese a sus terribles insisntecias, él no logró quitarle ese beso desesperado que tanto había necesitado y había ido a buscar para sentirse mejor. También mintió al decirse que estaba solo aún esperándola...
Él nada comentó al respecto a su novia, pero temía que tarde o temprano ella se enterase a través de alguien o por una metida de pata suya; sin embargo, no dudó en seguir con la relación.


Tiempo pasó. Tal vez en el medio hubo discusiones, peleas, desencuentros y otros problemas normales de pareja, pero ambos decidieron, por su bien, seguir juntos. Al fin y al cabo, ellos se habían enamorado mutuamente, y ella pese a saber toda la verdad de lo ocurrido en el pasado, había decidido perdonarlo y darle una segunda oportunidad. Si hizo bien o hizo mal, el tiempo futuro lo decidiría. Pero prefirió arriegarse antes que perderlo de entrada y sin intentarlo siquiera...

El cambio...

Esta no es una historia cualquiera. No, no para él. Él era una persona común y corriente. Un chico estudiante, un ejemplo de persona. Muchas veces había escuchado cosas hacerca del amor, había escuchado hablar, comentar, aconsejar; pero nunca había vivido una grata experiencia. Era un chico adolescente, que con sus 20 años había perdido a un par de grandes amores que lo habían dejado con el corazón roto por unos cuantos años, lo habían hecho perder la magia del amor, dejar de creer. Su timidez se hacía notar. Lo más lejos de los chicos que estaba, mejor para él. No se podía aguantar esas cargadas tan traumáticas que lo hacían poner loco enseguida. En cambio, las chicas, eran las únicas personas que sabían entenderlo en cierta manera. No le fue fácil nada en la vida. Había sufrido la muerte de un ser querido y todo era tristeza absoluta. Lleno de falsas esperanzas, vacíos emocionales, carente de sueños y cosas por realizar, no encontraba rumbo a su vida. Sentimientos cruzados, ganas de suicidio, de perdelo todo. Él creía que la vida era injusta. Que él era un estúpido. Que ni uno de sus amigos lo podía entender. Creía estar solo. Sus pensamientos contraproducentes dentro de su cabeza, lo volvían con el correr de los días, un hombre cada vez más pesimista. Hacía caso omiso a las palabras que le decían y los consejos se perdían de la misma manera que llegaban... Él tenía miedo de que su vida así quedase por siempre, sin solución sin cosas buenas. Nadie sabía cuánto más duraría vivo, ni si sus síntomas traumáticos lo iban a jackear de un momento a otro.

Un día como cualquier otro, intentando salir a toda costa, decidió empezar la universidad, encontró un trabajo, y poco a poco comenzó a sentirse activo. Una simple y bella mujer, ya lo había observado.

Tal vez, en días futuro no tan lejanos, todo comenzaría a cambiar...



Quizás de eso se trate la vida. De nunca darse por vencido, de luchar y luchar. De pedir ayuda, de saber escuchar. De no resignarse. Uno nunca debe dejar de lado sus sueños, es una de las pocas cosas que nos hacen vivir. No se puede perder amigos, es el pecado más grande que tiene la vida. Y uno nunca debe olvidar, que de nuestra mente depende TODO.

lunes, 27 de julio de 2009

El mismo sueño

Hacía tiempo que estaba esperándolo. Ansiaba mucho esos momentos que ahora vivía. Había estado pensando durante días y noches enteras sobre aquel príncipe, para ella, azul, que no la dejaba dormir, ni estar bien, y que la obligaba a sentirse llena de verguenza y sentirse rara cuando estaba con él. Obviamente que el tartamudeo era otro indicio de obviedad. Él se hacía el que no se daba cuenta de nada, o al menos eso era lo que imaginaba ella, por lo que seguían mateniendo siempre una distancia considerable.
Ella se sentía culpable de algo que es imposible de manejar. Él se hacía el desentendido por miedo al compromiso, por no saber arriesgarse por lo que realmente quiere. Ambos sufrían, y lloraban a escondidas por el otro; sin ser capaces ni atreverse a decírselo a nadie, mucho menos a su amor platónico. Días pasaron. El invierno ya se alejaba, dando lugar al florecimiento de las flores, a la primavera. Que mejor estación para amar, para sentir. Ellos ya no aguantaban más sufrir.

Hubo una noche rara, especial. Ellos se vieron en un baile casualmente, pero no bastaron las cómplices miradas entre sí para que algo mágico sucediera. Distanciados, con el corazón roto pero esperanzados, cada uno hacía de la suya con sus propios amigos. Parecía que era culpa del destino el no querer unirlos, pero sus personalidades o quizás sus dudas, eran más fuertes y más cobardes que sus sentimientos, y no se animaban a arriesgar. Al día siguiente, todo era ya pasado. Una anécdota más que contar, que sufrir, que recordar, que intentar olvidar...


Ella, de pronto despertó a mitad de la noche. Lo miró a él, quien estaba a su lado plácidamente dormido. Era un sentimiento de confusión, de imaginación, quizás. Al cabo de algunos pocos instantes, él hizo lo mismo. Soñó el mismo sueño que ella, sólo que visto desde su propia perspectiva. Ambos, en la misma cama, con sueños iguales; no era posible. Una fantasía y una pesadilla, para ellos, inalcanzable, fantástica, irreal. Pero la casualidad no era simplemente eso, ellos, quien sabe por qué, esa misma noche decidieron hablar, decidieron arriesgarse y jugarse por ese amor que los volvía locos y los hacía soñar hasta el cansancio.
El día siguiente, sería el día de la primer cita real, quien sabe si el primer beso también, y el comienzo de una relación mágica, de dos corazones unidos, que nadie sabía ni podía ver, donde terminaría.

domingo, 26 de julio de 2009

Las parejas del ahora

- En algún momento iba a suceder, no? Me dijo mirándome fijamente a los ojos. Mi amigo me conocía y sabía bien como las cosas sucedieron y había predecido el futuro con posterioridad.
- Sí, le dije. Pero yo no quería que pase de esa manera. El día que comenzamos, nuestro primer beso. Recuerdos que están en mi mente. Todo estaba bien, hasta que una pelea nos hizo tambalear y caer precipitadamente... ¿Por qué habría de terminar así? Pregunté confuso.
- A veces, las historias comienzan inesperadamente y terminan, inesperadamente también. Quizás circunstancias adversas, quizás no era la persona indicada. Uno nunca sabe. Pero si de algo tienes que estar seguro, es que si realmente la quieres lucha por ella, y si no, deja fluir tu mente. Las cosas malas generalmente traen algo bueno después.
- Me estás haciendo pensar demasiado, repondi pensante. ¿Qué sucediera si me dejó tan sólo porque ya no me quiere? ¿Que tal si no me pasa nada bueno luego?
- No me has dicho aún, si estás dispuesto a luchar por ella porque realmente la quieres o no.
Me quedé atónico. Mi amigo me había logrado entender. Pero yo no sabía que contestar. Era una pregunta tan sencilla y parecía tan obvia...
- El tiempo lo decidirá, le contesté sin dar más vueltas. Acto seguido me levanté y me fuí a dar una vuelta.

La historia estaba escrita con principio y con final. Ambos recién se conocían, y ambos no se gustaban. Era una sola pareja más, de las tantas de ahora, que sólo quiere divertirse un rato y luego echarse hacia atrás y seguir su camino.
Eran dos personas que querían olvidar a su amor imposible, intentando ser felices, con desesperación, sin saber medir las consecuencias de sus tan terribles actos que en otras circunstancias anteriores ya habían lastimado...

Todo, para ellos, era historia repetida.

sábado, 25 de julio de 2009

El comienzo

Eran dos extraños. Ellos nunca se habían visto anteriormente. Pero amigos en común los unió. A primera vista, él no se percató de ella, pero ella sí de él. Desde entonces jugó a ser una especie de guía y de bruja para estar con él. El tiempo pasó, ellos se cruzaron oportunidades de veces más, hasta que él se fijó, por fin, un poco en ella. La había cautivado, pero no enamorado. Tal vez era un capricho del destino, nadie lo sabía. Comenzaron a verse a escondidas, por el lado de él; pero abiertamente por el lado de ella. Tímido, ausente, y muy tranquila personalidad, contrastaba con lo expuesta y coqueta de ella. Pero se complementaban.
Un día el sueño de ella se hizo realidad. Él la besó. Un poco tímido, tal vez fugaz, pero un beso único en fin. A ella le latía velozmente el corazón, a él se lo podía sentir como perdido, sin saber si actuar o no actuar. Pese al miedo que sentía, la situación ya la había creado y no tuvo otra opción.
Era un día hermoso de primavera. Las flores esparcidas por todos lados decoraban el paisaje que hacía que fuera algo así como maravilloso. Era un momento perfecto, ideado por él, imginado por ella. Todo terminó normal. No hicieron más que caminar y hablar de sus cosas. A partir de ese día, ellos jugaban a ser felices, riendo cuando podían y llorando cuando todo lo ameritaba.

Esta vez, una pareja se unió. No será ni la primera, ni la última. Pero como nunca todo es color de rosas, faltaba un pequeño gran detalle: la comprensión... Recién se conocían y sus intereses pese a ser los mismos, diferían en la forma de realizarlos. Y eso no era nada simple como para dejarlo pasar...

La relación no se sabía que rumbo tomaría, pero ellos esperaban no arruinar tan linda oportunidad que la vida les regalaba...

viernes, 24 de julio de 2009

El amor no se olvida

Y cada tiempo era diferente. Pero a la vez, todo se repetía. Lo único que cambiaban, eran las circunstancias. Los problemas, deseos y sentimientos, no variaban...

Eran una pareja muy unida, que con el correr de los días se iba desgastando como quien lija una madera. Peleas, discusiones, palabras dichas de más. Sin embargo, su amor parecía no disminuir. Los besos apasionados, las noches de placer, los deseos encontrados y los cuerpos pegados eran cada vez más frecuentes. Parecía como si una cosa tapase a la otra. Hasta que explotó. Ellos, tiempo después, se separaron.

Esta es la típica historia de la intolerancia, el desamor, la no paciencia ni interés en el otro. Esta pareja, apagó lo que un día supieron encender y arruinó con ellos, una relación que parecía no tener fin.

Ellos quedaron tiempo distanciados del mundo. Pero sólo él tuvo miedo al futuro. Mientras día a día esperaba su regreso, ella, estaba simulando ser feliz con otra persona. Ambos se habían equivocado.
Nunca entre ellos supieron nada más del otro. Dejaron de hablarse, de comunicarse, de interesarse. La relación se terminó de muy mala manera, y la posible reconciliación se hizo inalcanzable. Ambos se seguían equivocando.

Él, la quizo olvidar. Pero su esfuerzo era en vano. La seguía amando. Y ella, no paraba de querer cambiar a su nuevo dueño en aquel hombre del cual seguía enamorada. Ambos, se seguirían equivocando eternamente... El amor; no se puede olvidar.

La partida sin final

Era una partida sin final. Las pìezas se movían y se movían, pero nadie se animaba a avanzar más de la cuenta, a realizar ese movimiento que haría daño, tal vez bueno o malo, pero que haría un desequilibrio en el juego. Viendo sus rostros, tan concentrados, perturbados, llenos de dudas, de tristezas, de deseos, de desesperación... Ellos eran del sexo opuesto, ante cada movimiento se miraban fijo como intimidándose el uno al otro. Sentimientos muy profundos se cruzaban, pero todo seguía igual; en nada.
Ambos tenían miedo. Ambos no querían arriesgarse a dar un paso en falso y por eso tardaban y tardaban cada vez más en mover una pequeña ficha haciendo un movimiento innecesario.
La partida se hacía interminable. Los días pasaban, otras partidas terminaban y comenzaban, y ellos seguían de igual manera.
Él, de sentimientos confusos, intentando borrar historia que quería dejar bien cerrada y sellada en el pasado. Ella, con nada que perder, queriendo que su amado tome la iniciativa.
Ambos ya se encontraban en un tiempo y espacio difícil de alcanzar. Sólo de uno de ellos dependía ganar o perder la partida. Tan sólo un movimiento era suficiente para cualquiera de los dos y darían fin a lo que no querían que nunca acabe.

Con una última mirada entre sí ambos se fueron por el camino de donde venían. Ella y él, sin mover nada más, habían decidido dejar todo tal y como estaba. Algún día, esa partida tendría un final.

jueves, 23 de julio de 2009

La rueda del amor

Ella era una chica un tanto menor que él. Era un encanto de persona. Ella lo buscaba día y noche, día tras día, a toda hora. Él sólo la esquivaba. Su corazón estaba perdido en otra mujer, compañera de clase de inglés. Eran amigos hace años y su amor no era correspondido.
Ambos conocían su situación adversa, pero ninguno hacía nada para cambiarla. Jugaban largos juegos, interminables, dónde todo siempre volvía al punto de inicio pero sin ganadores.
Él pasaba ratos junto a ella, se reía siempre mientras miraba de reojo los movimientos de su amada. Era un galán frustrado. Así era constantemente, día a día, recreo tras recreo.
Ella se le había lanzado hace tiempo atrás, esperando ilusamente un sí que la convirtiera en princesa. Pero el no, no tan convencido de él, la dejaba viviendo en dudas día a día, insistiendo y pidiendo aunque sea una una simple oportunidad.
Pero todos sus actos estaban destinados a un mismo fracaso común, nada se podía hacer. Mientras tanto, la otra pareja, la amada de él junto a otro chico enamorado realmente de la pequeña, jugaba a ser feliz, llena de mentiras insostenibles.
Todo era una rueda, en un lugar donde las relaciones ya eran invisibles, donde la crueldad alcanzaba su punto máximo y donde la trsiteza invadía a cada uno de estos cuatro personajes de esta triste historieta.

Eran tiempos difíles. Todos sufrían por sus amores no correspondidos, sin darse cuenta que era una rueda que nunca cortaría. Ellos eran cuatro, y para ellos sólo uno de esas personas era su mundo. Lo demás no importaba.

El tiempo pasó. Ninguno pudo olvidar, los cuatro quedaron solteros, llenos de penas y dolores; llenos de sueños e ilusiones que nunca pudieron concretarse.
Qué injusta que es la vida que los hizo amar a la persona equivocada

La última noche

Era una noche fría. Ellos se encontraron a escondidas en un lugar incapaz de descifrar. Ambos con abrigos tapándose absolutamente todo, entendieron que pese a todo era el único posible momento de verse. Ellos buscaban algo mejor esa noche, algo con que divertirse, pasarla bien. Que fuera una noche inolvidable.
Caminaron con un rumbo fijo hasta toparse con su lugar ideal. El dinero no era lo importante, tampoco la edad. Todo ya había sido planeado con antelación y así debería darse. No había márgen de error. Ellos se amarían hasta el amanecer sin que nada ni nadie los interrumpiera. Dos enamorados en esas circunstancias no podían esperar mucho más.
Él comenzó a besarla, mientras ella no podía hacer más que disfrutar. Quitándose muy lentamente cada una de las piezas que cubrían ambos cuerpos, ellos comenzaron a amarse desenfrenadamente. Él le dijo: "Te amo".
Ella dijo: "Es mi ultimo y más ansiado momento a tu lado."
Él no entendió, pero eso no le importaba. Estar con su amor platónico bastaba para que nada más le importase. Ambos en la cama, puertas cerradas, prendas desparramadas y sabánas desechas, eran cómplices de lo que ambos adolescentes hacían.
Ella lo amaba sin temor, sin miedo. Su experiencia era enorme y nada podía detenerla frente a una noche de sexo por placer. Él, tímido, no hacía más que ceder, aprender, maravillado por el encanto y lleno de amor para brindar.
Todo sucedió tan rápido y tan lento a la ves, que nadie más supo nada acerca del tiempo. Su magnitud había sido perdida frente a un cuarto oscuro, lleno de espejos y lujos pero sin reloj.
El rato pasó. La hora de irse comenzaba a hacerse notar. Era el momento más temible para él, quien en su inocencia, sólo dormía plácidamente en brazos de ella. Ella, debía irse. El micro partía dentro de una hora y no podía perderlo. Pasaría por su casa, tomaría su bolso que yacía sobre la mesa de la cocina y partiría rumbo a la terminal. Para cuando él despertara, ella ya no estaría. Sin dejar nota alguna, sin decir nada, se escapó sigilosamente como ladrón que se va luego de delito cometido con éxito.


Cuando él despertó, comprendió lo que tanto había temido que ocurriese. Pese a sus llamados, a sus mensajes, ella no contestaría. Ella se había ido sin decir dónde, para siempre, y lo había dejado sin más acostado sobre sus propios sueños y fantasías, sobre sus deseos y esperanzas. Con el corazón roto y como niño que llora por no tener su juguete favorito.
Él comprendió; pero su corazón jamás lo entendería.

miércoles, 22 de julio de 2009

Los 2 hombres

Ellos, dos personas, dos amigos, dos hitorias, dos vidas, el mismo problema: El Amor.

- Amigo, dime ahora que te pasa. Hace días que andás con cara triste, nada te viene bien.
- Es que quiero seguir adelante, pero no me animo; el pasado me acecha.
- ¿Has encontrado ya a otra mujer que te vuelva loco?
- No exactamente. Pero tengo ganas de probar.
- ¿Tienes dudas?
- Cada vez menos.
- ¿A qué le temes?
- A nada ya.
- ¿Acaso es timidez?
- Creo que se debe a la no experiencia.
- Pues hombre, anímate. Si no arriesgas, no ganas.
- Es que ella me quiere, de eso estoy seguro.
- ¿Y qué esperas pues?
- Es que... No se. Quiero, pero no puedo. La miro, y la deseo; la escucho y la quiero; la conozco, y me doy cuenta que es para mí. Pero no encuentro el momento.
- Te estás enamorando...
- Espero que no. Creo aún no estar preparado para eso.

Y sin más, ambos se quedaron pensando. Sabían que las malas jugadas los hacían vulnerables a nuevas posibles pérdidas de fichas que finalizaban con otra nueva derrota de partida. Por dentro, ambos no sabían como continuar.

Corazón

Un día él perdió lo que más lo hacía vivir, lo que lo hacía respirar, amar: su corazón. Habia sido robado por una chica que no quería devolvérselo. Él ya no fue el mismo desde entonces. Incluso siquiera cuando pudo recuperar una parte de lo que le pertenecía. Su órgano tan querido y apreciado quedó lleno de arrugas que no pudieron sacarse, borrarse ni olvidarse. Se quedó con algo que fue roto injustamente y abruptamente, con pedacitos muy pequeños pegados con tan sólo recuerdos y frágiles sonrisas que lo hacían estar en punto muerto todo el día, apenas sobreviviendo.

Conversación

ÉL: Nos conocimos este año, depués de tantos otros estando cerca pero sin siquiera llamarnos la atención. Un viaje nos unió. Un par de días bastaron para que me rinda a tus pies.
ELLA: No exageres. No todo es como parece.
ÉL: No exagero, es puramente la verdad.
ELLA: No se.
ÉL: Yo sé que tú estás con otro al que no quieres, que te hace mal, te hace daño. ¿Por qué?
ELLA: No se.
ÉL: Vamos anímate. Dale un giro a tu vida para tu bien.
ELLA: Ya debo irme. Adiós.

Pasado un tiempo...

ÉL: Otra vez nos volvimos a encontrar.
ELLA: Sí. Corte con el chico que estaba.
ÉL: ¿Y por qué me cuentas esto a mí?
ELLA: No se.
ÉL: Quiero invitarte a salir. ¿Qué dices?
ELLA: No puedo.
ÉL: ¿Por qué?
ELLA: No se.
ÉL: El otro día me has escrito, y me has dicho que me querías.
ELLA: ¿Y qué tiene que ver?
ÉL: EL otro día en el baile, te ví, me viste. Te iba a sacar a bailar pero estabas muy ocupada.
ELLA: Sólo estaba con las chicas.
ÉL: Entonces, ¿qué hacemos con nosotros, con esto que nos une?
ELLA: ¿Qué cosa?
ÉL: El amor.
ELLA: No se.
ÉL: Dime que no me quieres mirándome a los ojos. Dime que no te pasa nada, que no sientes nada por mí.
ELLA: No me pidas que haga lo que no puedo.
ÉL: Entonces, dime por favor por que te niegas a darme una oportunidad, porque te niegas a ser feliz...
ELLA: Va a ser mejor que dejemos las cosas como estan, que estan bien.
ÉL: Pero las cosas no estan bien así. Yo te quiero, tú me quieres. ¿por qué las cosas habrían de darse mal?
ELLA: No se.
ÉL: ¿Y qué propones?
ELLA: No se.
ÉL: ¿Qué quieres que haga?
ELLA: No se.
Él: ¿Quieres que me vaya?
ELLA: Haz lo que quieras.
ÉL: Ok. Adiós.


Y se fue nomás con el orazón partido, lleno de dudas y de preguntas sin responder.
No valió la pena saber nada más de ella en el tiempo futuro.

lunes, 20 de julio de 2009

AMIGOS

Ante la pregunta de ¿Qué es un amigo?

Yo respondería: un AMIGO es aquella persona con la cual uno sabe que puede compartir todo. Su vida entera, sus sentimientos, sus secretos más ocultos. Una persona en la cual se confía, se habla, se comparten cosas increíbles. Un tesoro inigualable en nuestras vidas, el que se roba una parte de nuestro corazón, de nuestro pensamiento, la mayor parte de nuestras tristezas y el que duplica nuestras alegrías. Es una persona única para nosotros, tal vez mágica, pero insginificante para el resto. Estamos unidos a él por medio de algo muy abstracto, imposible de ver, sino tan sólo de sentir. Son personas inolvidables, fantásticas. Persona que no importa el momento tiene tiempo para escucharte, para hablarte, para aonsejarte. Al que no le molesta tus malas actitudes ni se enoja por tu forma de ser. El que te dice las cosas de frente, el que te conoce.


Un Amigo es aquella persona con la cual uno comparte muchas cosas, llamense tiempo, risas, carcajadas, algunas tristezas y preocupaciones, tareas o quizás otras. Es una persona cercana a muchas otras, con la que tenes un sentimiento especial que te une, un lazo fantástico que puede crecer como decrecer, que tiene altibajos y momentos estupefactos. Es una persona ideal para despejarse, para pasarla bien y para liberarse un poco de la soledad.


Por último estan los amigos, también llamados conocidos, que se cruzan en nuestro camino por ciertas actividades o salidas, por ciertas experiencias o relaciones cercanas. Personas reales, que dan una primer imágen que puede llegar a significar mucho. Son fantásticas porque pueden llegar a levantarte el ánimo tal vez en esos momentos y después que pasen años enteros sin siquiera verse o hablarse, algunas veces hasta perder la comunicación de por vida. Sin embargo uno las recuerda como si fueran de toda la vida.






A todas estas personas, GRACIAS. Por brindarme a diario sus alegrías, sus tristezas, sus experiencias, sus estilos de vida, sus virtudes, sus fracasos, su forma de ser. Por simplemente ser o estar cerca mío.
¡¡¡FELIZ DÍA DEL AMIGO!!!

El día del Amigo

Hoy, un día dónde los llamados, los mensajes, los saludos y regalos vuelan por todos lados. Donde personas tal vez olvidadas, resurgen y se conectan. Un día dónde relaciones perdidas se recuperan, un día perfecto para pedir perdón, para recordar a ese que olvidamos, para reir, para cantar, para llorar. Hoy es el día del AMIGO. De ese amigo mejor, de ese amigo, de ese no tan amigo, también de ese conocido que te cae bien. Todos cuentan en este día, a todos se los puede saludar y todo puedo significar mucho más por hacerlo simplemente este día.
Pese a que mi convicción es hacer todas las cosas a diario, el día de hoy es una oportunidad que no hay que dejar pasar. Hoy puedes dar un abrazo, hoy debes regalar una sonrisa, hoy tienes que sentirte bien, pasarla bien y rodearte de, aunque sean pocas, personas con las cuales pasas buenos momentos.
Hoy, por lo menos hoy, haz algo bueno.

viernes, 17 de julio de 2009

El problema del sí

Viendo una película, quizás la película, una de esas que me maravilla ver, porque dejan una enseñanza, porque son como esos libros interesantísimos que te dejan pensando sobre vos mismo y tu vida. Recapacitar, para mejorar uno mismo, para vivir mejor la vida, quizás para distenderse de la rutina y de la vida cotidiana. Aprender a decir sí, porque en el fondo es lo que uno quiere pero sin poner diferentes excusas, verdaderas o no, que hacen trabar y ocultar al deseo de querer ir, de querer disfrutar y pasarla bien.
Buscar y encontrar el equilibrio es la meta para no dejarse llevar por las cosas que no queremos hacer, no es cuestión de siempre sentirse obligado, sino de aceptar y rechazar de acuerdo a nuestros verdaderos intereses, pero respondiendo con el corazón y sinceramente.
Quizás siento que en eso tengo que cambiar. Es un tema que ya hace tiempo vengo pensando sobre mí, sobre como soy, y tal vez es hora de darse cuenta de disfrutar un poco más la única vida que tengo. Una meta personal o no, pero siempre es algo que choca contra mi familia y contra mis deseos personales de llegar bien alto. Y quizás es justamente el equilibrio que aún no he podido alcanzar, pero que sé que ya no estan tan lejos esas curvas entre sí de cruzarse; no están totalmente estáticas ni tan distantes como antes; y eso es un paso hacia adelante, creo.

jueves, 16 de julio de 2009

Inexplicable día

Ayer, un día tan pero tan hermoso como hacía rato no ocurría. Sentí la presencia de personas maravillosas a mi lado, de gente a la cual le tengo demasiado afecto y quiero tanto o más que a mi vida. Un día genial, lleno de risas, de lindos momentos, de recuerdos, de sueños, de sonrisas, de amistad, de amor, de pasarla bien, de ser inolvidable...
Hacía realmente muchísimo tiempo que no pasaba un día tan pero tan lindo, que no la pasaba tan bien, que no me divertía tanto. Agradezco de todo corazón a aquellas personas que estuvieron, a cada una de ellas, por hacerme pasar tan inexplicable día.
Hoy no quería dejar pasar la ocasión y dedicarles este posteo acá. Ustedes son uno de los tesoros más grande que un ser humano puede tener en la vida. Los amo muchísimo.

miércoles, 15 de julio de 2009

El día de Hoy (Cuento)

El día se volvía común y corriente. Las noticias de la mañana decían que hoy sería un día de otoño, con esperanzas de que el sol apareciera. Listo para partir, tomó su saco y partió rumbo a su destino. Mientras caminaba, sentía la brisa en la cara que lo hacía sentir lleno de vida; su conciencia le permitía pensar en sus planes de fin de semana, depués de todo, hoy era viernes y él se merecía un descanso.
La clase fue aburrida e interesante a la vez, como siempre. Durante el recreo se acercó a ella, la chica que a diario conquista su corazón. Hablaron, intercambiaron miradas, a veces piensa que algún día le dará una oportunidad. Pero para eso tendría que esperar a conocerla bien. No quería volver a caer en el error de enamorarse de una figurita externa que no tenga sentimientos y terminar destruído como la anterior ves. No se lo iba a permitir.
La mañana concluyó al fin, sin poder despiderse de ella, él se fue caminando a su casa otra vez. La tarde estaría llena de silencio, soledad y estudio. Sólo la música tranquila rosaría sus oídos y la acompañaría en su meta de llegar a ser alguien en la vida.
Con su taza de mate cocido caliente al lado de su libro de Álgebra, se propuso estudiar. La computadora lo llamaba, y lo hacía desear. Quizás ella estaría conectada y podría hablar, pensaba. Pero todo intento era en vano, ella no estaba y su obligación inmediata era estudiar. Acostumbrado a la luz natural, se sentó en la mesa que daba a la ventana.
Al levantar la vista la pudo ver. Era ella y no había duda. Estaba pasando frente de él, frente de su casa. Ella no lo había visto, pero él se había emocionado y entristecido a la vez. No se había percatado de que él estaba ahí observándola pasar, pero por lo menos la había vuelto a ver y no había tenido que esperar hasta el lunes siguiente. Saltando de alegría y lleno de energía, se propuso salir y decirle que él vivía ahí y la invitaría a pasar y tomar algo. Era el plan perfecto para hablar, para, quien sabe, empezar una relación.
La desesperación no lo dejaba pensar, la llave con la que intentaba abrir la puerta era siempre la equibocada. Por fin afuera, la corió unos metros y la saludó. Quizás nada era casualidad y el destino la había puesto en su camino; era su oportunidad.
Cuando ya pasaban los 5 minutos charlando tranquilamente, cuando él ya se disponía a invitarla a pasar a su casa, algo ocurrió que lo dejó helado en medio de la calle. Excusándose por sus que haceres, y en forma autoritaria, dijo que debía irse, que no podía darse el lujo de perder más tiempo hablando con sus amigos. Con una sonrisa, un leve movimiento de muñeca y con su voz suavecita, sólo dijo adiós y se fue sin más.

Se escuchó un ruido en la pieza, alguien que se movía y un luz que se prendía. Él logró entreabrir sus ojos y divisar a su madre. Al fin y al cabo, ella estaba preocupada, por sus largos sollozos que retumbaban en la pieza. Él estaba tapado hasta el cuello, en su cama, sudando y titubeando. Al fin y al cabo, el reloj despertador estaba por sonar y el día estaba lluvioso.

lunes, 13 de julio de 2009

Algo sobre la felicidad

Muchas veces uno se pregunta hacerca de la felicidad. En qué consiste, cómo se llega a ella, cuáles son los pasos necesarios para llegar a alcanzar ese bien, ese sentimiento tan deseado de la felicidad. Pero no nos damos cuenta, que a diario la felicidad camina a nuestro lado si eso es lo que queremos, que la misma nos acompaña en cada momento lindo, sonriente y contento que pasamos.
A veces me pregunto por qué las personas no la sabemos apreciar y tenemos que verla como algo material sabiendo que la felicidad es tan sòlo un sentimiento, algo abstracto. ¿A qué se debe esa locura de querer alcanzar algo inalcanzable? Si es que la felicidad se vive en el día día, nunca habría que alcanzarla sino saber aprovecharla durante todo el correr de nuestra propia vida.
Mirando siempre a las personas a mi alrededor, amigos, conocidos, gente pasar, veo en muchos de ellos siempre una cara constante de preocupación por muchas cosas, lleno de momentos infelices que desaprovechan al no poner una sonrisa, así como también admiro a aquellos que sí lo logran y me dan esperanzas de que se puede cambiar.
Hoy como muchos otros días pienso en esto y mirando hacia atrás me doy cuenta de cuantas veces desaproveché el momento de disfrutar de la felicidad cuando la tenía en mis manos, y eso es lo que me dan ganas de seguir buscándola en el día a día intentando aprovecharla lo más que pueda; creo que todos deberíamos hacer lo mismo.

sábado, 11 de julio de 2009

Escribir...?

Es algo inexplicable, algo irreal, un sentimiento que te sumerge hasta el fondo del océano sin fin, donde nada importa, donde todo esta bien y a la vez tan real como irreal, donde se conectan los puntos de lo maravilloso con lo fantasioso, donde la soledad y tu imaginación, tus pensamientos y sentimientos, son los únicos protagonistas de tu interpretación única que tú les quieras dar.

El inicio

Hola a todos. Me llamo Martín. Me he creado este nuevo blog para hacer uso del mismo para compartir mis escritos con ustedes. Hace tiempo que llevo escribiendo cosas, de hecho tengo otro blog, pero nunca lo he publicado ni he dejado acceder al mismo a nadie.
Siempre que he entrado, he ido buscando a otras personas como yo que también esribieran. He descubierto que hay gente que tan sólo se deja llevar por la escritura como su único medio de decir sus verdaderos sentimientos, de demostrarse tal cual es, y abrirse al mismo sin ninguna reestricción. Encontré un mundo nuevo dónde uno se deja llevar y se encuentra con personas que valen la pena que logran sacar lo mejor de sí desde lo más profundo de su ser. He llegado a sentirme muy identificado con muchas personas, he aprendido de ellas también y hace tiempo que llevo pensado hacer público un blog mío; y aca estoy.

Este espacio estará dedicado a todos ustedes que visiten, que lean lo que escribo y que piensen y quizás se emocionen como yo al leer cosas maravillosas.