martes, 31 de agosto de 2010

Decepcionados

Él era como los chicos de antes. Nada que ver en comparación a los del día de hoy que, en general, no son más que simples atorrantes que se creen que se puede jugar absolutamente con todo. Sin embargo, cometía errores. Decidirse para él era muy complicado, sobre todo cuando de personas que realmente quería se trataba y cuando él mismo estaba en el medio de la transición entre su anterior y nuevo yo, indeciso entre las ventajas y desventajas de cada forma de ser.
Sin embargo, no parecía ser el único, y mucho menos cuando del sexo opuesto se hablaba. Ella era única. Especial y diferente. Sin miedo alguno a decirlo, él la catalogaba como extraordinaria.

Ellos tan sólo hablaban de vez en cuando y aún menos se veían personalmente. Ella no sabia del amor de él, y él sólo miraba esos pequeños detalles que sucedían entre ellos que lo hacían ilusionar. Las esperanzas eran protagonistas de sus largos días de pensamientos prolongados, y sólo los amigos eran los únicos capaces de traerlo a la realidad nuevamente; no querían verlo nuevamente caer.

Tanto para él como para ella, no había forma alguna de que se dieran cuenta de lo que al otro le sucedía, o por lo menos él pensaba que a ella también le sucedía. Sólo eran raras excepciones como sus simples y fuertes cruces de miradas, ambas de colores claros, lo que a otras personas les podía dar un leve indicio. Pero el actuar de ambos, era simplemente el mismo que con sus amigos; eso, complicaba aún más las cosas.

Sin embargo, esos eran simples detalles, tal vez insignificantes. Ninguno de los dos estaba en condiciones de amar en los momentos actuales. Historias pasadas justificaban con creces ese pensamiento y hasta terrible sentimiento; mas la realidad tristemente era inevitable.

Los días sucedían con lo que el común de la gente llama normalidad, mientras suspiros volaban instante tras instante por los aires de las casas de esas dos personas que tan sólo unas simples y pocas cuadras dividían. Ambos tenían absolutamente todas las formas de contactarse, pero ninguno lo hacía. Estaba claro que las distancias auto provocadas por ellos mismos, alentaba al sufrimiento personal individual y a nadie eso le hacía bien.


Él acudió, cansado ya, a una de esas amigas que ella consideraba como hermana. Su personalidad de querer empezar o terminar de una vez con esto, no contrastaba para nada con la de ella, reservada y con más miedos que oportunidades. Finalmente, con la timidez de un niño, simplemente preguntó si había posibilidades, si valía la pena hacerse ilusiones...

Pero todo fue en vano. Largas, contundentes y negras lágrimas se desparramaron por la cara de él. No bastaron palabras como respuesta. Los signos inequívocos se hicieron perceptibles al instante en la cara de ella. No hubo disimulación posible, tampoco sorpresa ni decepción. Todo parecía ser el final...


No habían pasado ni media decena de días, para cuando él decidió ir en busca de la pérdida de la amistad. La amiga no había hecho comentario alguno, pero se la notaba triste y nerviosa en presencia de él y ella juntos. Sus palabras y actitudes daban mucho a sospechar.
Fue algo simple, y más bien como rutinario. Salido de clase, se hizo el desentendido y se dejó guiar por la fuerza del órgano llamado corazón. Cruzó la calle y simplemente en un suspiro largó ese sentimiento que tenía dentro, ese que tanto se había agrandado más por debilidad, deseos y fantasías que por amor.
La respuesta, fue obvia y en ningún momento requirió mención. Con la frente bien en alto, como si nada hubiese pasado, él se retiró cortesmente y agradeciendo por el tiempo brindado.



Él ya había llorado y descargado suficiente cantidad de lágrimas. Bastó simplemente un día más de soledad y todo volvió a la normalidad.




Después de todo, él ya estaba acostumbrado al rechazo. Pero siempre se quedaba con el orgullo propio de la valentía, que nadie podía descubrir ni sabía valuar ni distinguir de entre sus cualidades.
Finalmente, él tenía razón. No la amaba. Y ella tampoco a él. Ese sentimiento que parecía imposible de volver a tener, se hacía cada vez más lejano. Las circunstancias adversas hacían que el ciclo se repitiera.
Hoy, como desde el día que habían nacido, tanto él como ella, se fueron a dormir solos, cada uno en su propia cama, soñando con que el amor alguna vez llegaría a su puerta nuevamente.
A ambos se los notaba decepcionados.

viernes, 23 de julio de 2010

Ambos deben arriesgar.

Eran días relativamente tristes para él. Hacía mucho rato que no podía sentirse como le gustaría, pese a que estaba transitando sus largos días de descanso, sin responsabilidades ni días locos.
Todo era tan pero tan tranquilo que podía pensar y pensar, aunque sin éxito en dscubrir su problema.
Sin embargo, tan sólo por llamarlo una remota posibilidad, una posible idea era la de que se sentía solo y sin compañía alguna. Y aunque constantemente se preguntaba si era una relación estable lo que buscaba, nunca salía una respuesta coherente que lo confirmara.
En cambio ella, sabía y tenía bastate en claro lo que quería, o por lo menos eso desmotraba. Sin querer nada de amores pasajeros, buscaba sin cesar, sin mentir ni traicionar y sin jugar a dos puntas, a un ser que la queriese como es, para proyectar en él su futuro. Y considerando como estaban las cosas y sus malas relaciones anteriores también, se le hacía algo bastante complicado.

Pese a estas diferencias notables, ellos tenían algo en común: un simple y deseoso amor. Tan sólo en ocasiones pocas se veían, mas se habían conocido muy bien durante los tres años breves que habían pasado juntos en un lugar que formaba parte de su grato pasado. Y pese a que buscaban lo mismo y lo contrario a la vez, sólo se animaban a mirarse y por dentro pensar cada uno por sí mismos lo bien que estarían con el otro, sentimientos que para los de afuera era fácil de notar.

Él, quien ya empezaba la universidad luego de dos años de vagancia, tenía muchas ganas de experimentar esas cosas que nunca había vivido pero que estaría seguro que le encantarían. Y ella, chica que ya se preparaba conciente en su universidad, no tenía miedo de postergar sus deseos más remotos hasta encontrar a su amado ideal.

Todos los de afuera, tan sólo tiraban indirectas, los dejaban a solas, pero lo que no sabían era que eso era justamente lo que no necesitaban, porque eso lo podían conseguir e incluso arreglar un encuentro si así lo quisiesen. Pero ambos tenían miedo, ese miedo que paraliza siempre a las personas y nos las deja en paz ni cumplir los sueños, la misma barrera que siempre molesta y que hay que aprender y saber romper.





Nadie sabe como la historia seguirá, mas se pueden apreciar ciertos adelantos y pequeñas charlas referidas al tema como para intentar solucionar y poder intentar. Pero se requiere paciencia, deseo y voluntad. Nada era fácil para él, siempre con sus historias pasadas latentes, y mucho menos para ella, quién se negaba de ante mano debido a sus convicciones y miedos a priori.
La historia pronto tendrá un final, para estar juntos o seguir cada uno su rumbo, pero creo que lo tendrá. Y eso es lo que todos, incluyéndome, esperan. Aún, ambos, tienen cartas por jugar. Ambos, deben arriesgar.

domingo, 30 de mayo de 2010

Fuertes personalidades

Eran momentos raros, turbios. Ni él ni ella sabían lo que querían. Él sentía que la extrañaba horrores, mas no podía concretar para verla. Y ella, se hacía la fuerte, excusándose constantemente y ante cada nueva oportunidad, aún sabiendo que por dentro se moría de ganas. Pero no quería volver a sufrir. Eso se decía a sí misma, sin saber en realidad si anteriormente había sufrido o no. La realidad es que ya no era la de siempre y quería estar en la suya, haciendo lo que quería, y ser y parecerse a prácticamente todas las chicas de hoy en día. No es que estuviese mal, pero en una mujer como ella, era difícil de creer para él. En realidad, él estaba en la misma situación. La quería a ella, pero de verdad, mas no quería un 100% de compromiso. ¿Por qué? Creo que estaba pasando por la misma situación que ella. Ambos querían experimentar, siendo tan prematuros en tantas cosas y tan inocentes, no querían seguir dejando que la edad pasase. Sin embargo, algo que sí sé de él mas no de ella, es que en sus pensamientos y su futuro ella estaba. Es como que le gustaría declararse a ella pero para estar dentro de un tiempo futuro y en el medio, darse todos los gustos. Pero no quería prohibirle nada a ella, sólo quería su felicidad.
Parecía que tipos como él no quedaban ya en la actualidad. Su forma de sentir y de actuar, siempre tan minusiosamente para no lastimar, lo habían llevado a ser siempre él el lastimado. Pero cierta profesora muy querida por él, lo había llamado "rara avis" poco tiempo atrás, y eso lo había hecho reaccionar un poco de lo perdido que estaba y darse cuenta que él valía de verdad.
El problema, era que para él ella también era de esas mujeres que uno no puede perder. Sin hablar de su superficialidad, era con la chica con la que más le había costado definir si quedarse con el interior o inclinarse a lo exterior. Como siempre, todo hombre ve y va hacia eso de afuera que lo enloquece, mas este caso parecía especial.
Ella tenía otros hombres detrás, pero el también otras muchas chicas detrás. Los de ella, no se sabían si la querían en serio o sólo querían sacarse las ganas, en estos momentos donde todo vale. Las de él, se rescataban varias que sí lo querían en serio, lo que hacía que se complicase todo cada paso que el quería dar hacia un lugar.

Ellos ambos decían ante sus amigos de encontrarse. Él, con una seguridad a futuro, y ella con una seguridad no conocida por nadie excepto por una persona imposible a llegar para todos, parecían ser otra de las tantas más parejas de amor de la realidad en la que vivimos. Donde todos se tientan frente a todo lo que nos rodea, y en cosas que los adultos dicen no entender defendiendo así sus ideales de adolescentes impuestos por sus padres en su momento, y tapando esas sensaciones concretas que tienen ellos mismos.


El año casi llegaba desde su ultimo encuentro cara a cara, pese a que la tecnología actual hacía que no perdieran contacto. Claro que ni él ni ella aflojaban esperando que el otro accione y aún sabiendo él que ella no iba a dar el primer paso no hacía prácticamente nada al respecto. Ninguno de los dos se contaban todo, y claro, ocultaban lo que les convenía. Como en toda pareja actual o pasada, los celos, aunque sean mínimos, persisten, y ni él ni ella querían que estuviesen con otra persona.





Hasta para los amigos era algo confuso. Muchos de ellos querían verlos juntos, pero al ser ellos, ambos, líderes respectivos de cada grupo, tanto de las mujeres como de los hombres, tenían personalidades fuertes y era difícil convencerlos de algo. Su encuentro nunca llegaba porque por culpa del destino o quizás a propósito, o simplemente porque las cosas debían darse así, cuando el grupo se juntaba, uno de ellos no podía por sus grandes responsabilidades.
Nadie sabía como terminaría esto, pero la rareza del caso lo hacía especial. De nada servía que alguien dijera algo, nadie sabía cómo aconsejar ni para donde apostar, pues la ruleta estaba en movimiento hacía rato largo y seguía girando aún a una velocidad incrementada, en vistas de no parar en el corto plazo.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Prométeme que no te vas a enamorar de mí

AMIGA: ¿Cómo va todo?
ÉL: Todo bien! Sólo un poco preocupado por la situación que estoy viviendo. Un poco confundido y con problemas de no saber que hacer.
AMIGA: Ei! ¿Cómo es eso? Cuéntame!
ÉL: No, déjalo así. No eres justamente la persona indicada con la que pueda hablar esto.

Sin dar más vueltas, él se fue, dejándola plantada e inmóbil a su amiga. Después de todo, se lo merecía.


Días más tarde...
AMIGA: Espera! - grita a él cuando lo vio por la vereda de enfrente - ¿Podemos hablar un segundo?
ÉL: ¿Qué pasa? - pregunta de mala gana.
AMIGA: No entiendo porque el otro día te fuiste así, me dejaste sin poder decirte nada. Te odio. Sabiendo lo que a mi me pasaba y que necesitaba hablar con vos, que sé que me entendes y podes ayudarme...
ÉL: Espera - dijo interrumpiéndola - ¿Y vos pensaste en el daño que me causas a mi cada vez que te escucho hablándome de otro? Siempre egoísta. Mil veces me lo banqué, aún sabiendo vos lo que yo siento y lo que me pasa y que no te puedo olvidar. Aún sabiendo que intento empezar algo nuevo y te apareces. Dime sólo por qué lo haces.
AMIGA: Sos el tipo de persona que siempre quise a mi lado y que nunca pude tener.
ÉL: Vos perdiste tu oportunidad, lo sabes muy bien. Yo te amé y te lo dije, te me hiciste la desesntendida y desapareciste. Me hiciste sufrir y no te importó. No esperes que te crea ahora que estas enamorada de mi. No voy a volver a caer en un trampas sólo porque no quieres verme con otra ni alejado de vos. Haz tu vida, deja la mía que ya bastante arruinada está.
AMIGA: No me digas eso.
ÉL: Entonces dame un beso y déjame ir en paz ya.
AMIGA: No puedo.
ÉL: Adios.


Él no la entendía. Rodeado de problemas propios de su personalidad por problemas amorosos, seguía sin saber qué hacer. El tiempo pasaba, las chicas desaparecían y él quieto en el mismo lugar, corriendo vueltas en la misma manzana todos los días. Escapando de nada y hacia la nada.



ÉL: Amor, tengo que pedirte algo muy importante. ¿Me prometés que lo harás?
NOVIA: Sabes que siempre hice todo lo que tuve a mi alcance amor. No me asustes, ¿qué pasa?
ÉL: No digas cosas que no son. Siempre tuvimos muchos problemas por tus falsos comportamientos.
NOVIA: Ya empezás otra vez. Siempre lo mismo.
ÉL: Ves, por eso no te puedo amar. Ni vos misma te das cuenta de cómo sos. Sin embargo te sigo queriendo.
NOVIA: Sos lo mejor que tuve en mi vida. El más tierno, el más lindo, sos todo (L).
ÉL: Prometeme que no te vas a enamorar de mi. No quiero hacerte sufrir.
NOVIA: ¿Por qué dices eso?
ÉL: Sólo hazlo.
NOVIA: Ok, esta bien. Lo prometo. Ahora, ¿me puedes explicar?
ÉL: Déjalo asi mejor. Ahora me puedo ir más tranquilo. Adios.


Dejando desconcertada a su novia, sin saber qué hacer con su amiga, las cosas se le complicaban cada vez más. ¿Qué quería? ¿Qué esperaba? Las respuestas aún las estaba esperando...




El lío mental en su cabeza iba en aumento, pero a la vez esclareciéndose. Es como que ya empezaba a planear excusas futuras para poder safar y no perder las oportunidades de disfrutar. Sabía que era lo incorrecto. Pero a un pibe como el de ésta historia de 24 años, con futuro asegurado y amores lejanos, no le quedaba otra opción.

martes, 23 de marzo de 2010

Si es por sus ojos, sus labios o su cuerpo... No es amor, es ATRACCIÓN.

Si es por su inteligencia, o su historia de vida... No es amor, es ADMIRACIÓN.

Si es por que llora cada vez que tratas de terminar la relación... No es amor, es LASTIMA.

AMOR es cuando no sabes porque te sentís atraída hacia esa persona.

El amor tiene su razón, y esa razón es desconocida.

sábado, 20 de marzo de 2010

Pasos en falso

Él se encontraba perdido. El amor lo estaba buscando hacía rato, pero el no se decidía por nadie. Parecía como si todo se daba a propósito, porque o no tenía a nadie o de pronto, tenia varias. Ahora, ellas (en plural), lo acechaban y él no sabía qué hacer. Todo era complicado, su corazón no respondía y la mente no paraba de hacerle pensar cosas malas hacia sí mismo. Estaba cansado, podrido, harto y desesperado. Los sueños ya eran constantes, pero no brindaban solución alguna.
Las mañanas para él caían de la nada, mirándo diariamente el amanecer desde la ventana que daba a su comedor, pensando, meditando...en fin sin sueño, totalmente desvelado. Hasta los mediodías luego dormía y durante las tardes sólo se distraía como para no perder la costumbre de verse con su gente querida y recordando disfrutar su tiempo libre. Las noches luego llegaban otra vez, y el ciclo diario se repetía sin piedad alguna.
No había nada que valiera la pena más que escribir.

Él soñaba cosas hermosas con ella, quien era la única que no estaba, mientras la otra soñaba con él, siendo culpable de un amor no correspondido. Mientras tanto, en la otra punta de la ciudad, ella miraba el cielo estrellado intentando imaginar a él, qué estaría haciendo y si estaría pensando en ella. No hacía falta describir a la otra con la que tan sólo había compartido sólo un par de días, ni a aquella que recién empezaba a conocer. Era todo como una rueda cíclica y rutinaria que parecía no tener solución alguna.
Todas las partidas estaban empezadas por él, quién haciendo movimientos y jugadas asombrosas lograba continuar con todas ellas, defendiéndose de los ataques y sabiendo cómo, dónde y cuándo contraatacar sin herir lo suficiente como para que todo vuelva a lo templado y tranquilo.
La desesperación quizás era constante y hasta abrumadora, pero nada importaba en esos momentos donde se ama y todo se exagera sin piedad.
Él tenía muy en claro pocas cosas, y entre ellas, no era justamente el amor ni la soledad lo que podía controlar ni sabía como manejar.

Hablando de ellas, no estaban tan diferentes. Una tenía ganas de engañar al otro pobre chico con el que estaba, mientras otra sólo buscaba diversión. La punta de la ciudad irradiaba amor sólo de ella, quien parecía a la distancia que era la única que amaba de verdad, o quizás la lejana, con sus propias costumbres, demostraba un poco más de interés. El resto sólo eran simples confusiones, quizás distracciones o deseos interiores, quien sabe.

Los amores de ahora eran raros y todos lo sabían. La falta de compromiso y fidelidad, atraídos por tantas cosas del exterior, no hacían más que confundir y herir, a veces sin uno darse cuenta de nada. El amor verdadero era el que parecía haber perdido la batalla en estos tiempos y sólo eran la confusión y los desdichos los triunfantes.




Nadie sabía por cuanto tiempo más todo podía seguir así, pero él no modificaría modo alguno de comportarse y seguiría arreglando con parches los problemas. Lo que él de seguro no sabía era que estaba dando demasiados pasos en falso y que tarde o temprano todo iba a saltar. Él probablemente quedará sólo y abandonado de nuevo, pero no sería el culpable, sino que sólo sería la consecuencia de sus actos. Todo formaba parte de sus enseñanzas pasadas y de lo que le habían enseñado a hacer, o mejor dicho, lo que había aprendido de lo que le habían hecho a él.

domingo, 14 de febrero de 2010

El día de San Valentín

Eran los 2 seres muy hermosos. No sé si físicamente hablando, porque los gustos de uno puede no corresponder a otros, pero en lo general eso se decía. Eran puros, de gran corazón, y se complementaban muy bien. Sólo hechos puntuales eran los que complicaban siempre todo, con problemas y peleas sin fundamentos y completamente inecesarias.
Ella era una chica casi ideal para él. Había podido calmarle miedos, incluso alentarlo a superarlos, le hacía bien y sufría mucho cuando notaba un pequeño problema en la relación. Él tenía muchas ilusiones en ella. De hecho penso y ya quería hacer locuras para intentar lograr algo, pero aún sabiendo que todo era hasta imposible.

Él: No sé que hacer. No me reconozco en nada. ¿Qué pensas vos al respecto? Siento que estoy haciendo una locura.
Amigo: Estás arriésgandote por amor. Dándote esa nueva oportunidad que tanto te merecés. No existen locuras para lograr nuestros cometidos.
Él: Pero me siento con ganas. Pero los miedos existen. Sufrir no es lo que quiero nuevamente. Sabiendo que esto no es normal, todo se complica.
Amigo: Deja de ponerte excusas y disfruta de una buena vez tu vida. Las consecuencias se darán luego y por sí solas.
Él: Pero lo que más me duele, es llegar a lastimar a una persona que no lo merece. ¿Cómo luchar contra eso? Es mi forma de ser...
Amigo: Aquella persona que te llegue a conocer de verdad, sabrá cuales son tus verdaderos sentimientos. Tú no haces nada si realmente no lo sientes. Puede que te confundas ahora, porque pensas que sólo haces las cosas por experimentación, pero no es así. A lo largo de tu vida, te negaste muchas veces a aceptar lo que te pasaba y a disfrutar. Bloqueaste a tus sentimientos con tus pensamientos, y conociendo tu pasado, fue tu única opción. Pero ya todo cambió. Aprendiste a salir adelante de apoco y la gente que te quiere te está ayudando mucho. Y vos también te abriste más. Es por eso que ahora te sientes como desconcertado, al queres aceptar tus emociones y rendirte ante tus sentimientos.
Él: Si, yo soy consciente que cambié. Pero hay una parte de mí que todavía sigue siendo lo que era, y no la quiero perder. Tú sólo me dices todo esto porque quieres que me sienta bien, pero no es la verdad...
Amigo: Nunca dejarás de ser ese que sos. Esa persona única y maravillosa. Disfrutar no tiene nada de malo. No siempre se tiene tiempo para haerlo y ya tendrás tus obligaciones. Relájate.

Y se le fue sin decirle nada más.


Ellos siguieron hablando por un tiempo más. Muchas eran los momentos felices, y otros tantos los sufridos. Los días pasaban y él se estaba convenciendo de darse la tan esperada oportunidad.
Pero nada fue como lo ansiado. Cuando finalmente él se decidió, ya era todo como tarde. Ella estaba con otra persona a la cual era raro que quisiera por su forma tan particular de ser.
Sin embargo, él calló. No quizo seguir hablando con esa persona que tanto lo había hecho cambiar y que tanto lo había ayudado. No quería arruinar ese hermoso recuerdo que tenía sobre ella.

Mientras tanto, ella sufría. Había tomado una mala elección, quizás por celos o cobardía, no lo sabía. Pero esa personalidad un tanto impulsiva, la llevaba a cometer muchos errores.


Amigo: No bajes los brazos. Ella te ama. Lo sé, me lo confirmó.
Él: Ya déjala. Es otra de las tantas que se encuentran por ahí. Esas que copian las estúpidas reacciones de los hombres comunes. Ella es mujer. Y ellas tienen esa capacidad de amar al máximo, mucho más de lo que los hombres podamos imaginar. Y sé que no pudo cambiar tan rápido de parecer, pero esas actitudes...



Ella se contactó con su amigo, al no poder conectarse con su amado. Pidió que secretamente concretara una cita con él, pero sin su consentimiento. Pidió también que fuera un día especial.



Un día, que tan sólo se da una vez cada año, fue el día de la cita especial. Ella apareció para la sorpresa de él, quién miró a su mejor amigo con una mezcla de odio, amor y gracias. Era un día como hoy, un San Valentín. Ella llegó y se le declaró. Le pidió perdón y le sonrió.
Como era de esperar, él no pudo rechazarla. Después de todo, ella era su mayor debilidad.








Hoy como no era de menos, la historía debía terminar con final feliz.
Aunque yo aún no he pasado nunca un día como este acompañado, sé que algún día los disfrutaré.

miércoles, 20 de enero de 2010

El viaje

Era un nuevo año. Él tenía puestas todas sus fichas a que sería todo diferente. Acostumbrado a que todos los años sean malos pero con balanzas igualmente positivas, se había jurado que este año sería muy diferente, con mejores momentos, más vacaciones y menos lios. Llegado fin de año, analizaría todo como siempre y sacaría sus conclusiones...
Recordando su historia, él sólo había tenido unas pocas y simples novias y en el amor nunca nada le salía bien. Tipo pesimista y mal predispuesto a todo, lleno de tareas y obligaciones y poco placer.
Pero fueron esta vez unas vacaciones las que hicieron que él cambie y quiera ser otro. Nadie supo nunca por qué, ni qué hechos lo hicieron cambiar tan drásticamente, pero a simple vista se lo notaba como un desconocido.

Cuentan que era verano, más precisamente febrero. Días cálidos y llenos de sol, de vida, de naturaleza. Él había decidido irse solo, por cuestiones obvias (pensar, meditar, descansar), y nadie supo nada de él por largos días. Sólo los hechos contados por algún testigo y por él mismo, era todo lo que se pudo saber.
Todos los días, se levantaba bien tempranito, tomaba unos buenos mates amargos y salía a caminar por al lado de los ríos, entre las montañas, hasta tipo mediodía, horario en el cual volvía y preparaba algo para comer. Quizás salia de compras o tal vez, con simpleza, tomaba su teléfono y al rato comía comida comprada. Nada ni nadie le molestaba. El celular yacía apagado las 24 horas, y él no daba señales de vida alguna tampoco.
Las tardes estaban llenas de aire puro, fresco de las montañas y selvas y bosques de los alrededores. Los ruidos eran sólo naturaleza, los pájaros cantaban alegres y el paisaje parecía maravillarlo a cada paso. Sin embargo, no todo era color de rosas.
En ese viaje faltaba algo muy importante. Algo que él considera mágico, puro, real e imperfecto. Algo que el sabe cómo respetar e incluso sabe querer y amar. O por lo menos eso creía. Una mujer. Una chica con la cual compartir sus logros y hazañas, combatir sus miedos y alquien a quien querer. El problema radicaba en cómo. Aún no se permitía a sí mismo amar nuevamente por el miedo a entregarse y sufrir, porque el pasado así había sido y porque tal vez el futuro así lo quería.

Sin embargo, en ese viaje, algo cambió. Este chico se dejó llevar por la tentación, mas no por el amor, y tuvo un pequeño desliz de algo que se decía a sí mismo que estaba mal, besó a una nueva mujer. No acostumbrado a eso, sintió esa hermosa sensación de compañía por una tarde, y a su vuelta se sintió con ganas y deseos de más. Pero él parecía cambiado.
Su forma de ser, quizás también de pensar, ese descubrimiento de placer encontrado, esa energía, esa hermosa sensación de compañía... Todas cosas que rondaban en su cabeza sin pudor, que luchaban constantemente contra sí mismo y sus pensamientos internos de hacer las cosas bien; pero que le hacían muy bien. Pero se preguntaba, ¿estaba mal disfrutar? Aún seguía sin respuestas.


Él finalmente volvió a su ciudad natal. Se reencontró con su propia casa, sus amigos y familiares, pero nada era como antes. Era como si parte de él ya no quería estar en su lugar, sino que quería irse de ahí, necesitaba vivir en un lugar donde los problemas fueran menores y dónde pudiera disfrutar un poco más. Pero todo era complicado.




Lo que no se daba cuenta él, era que lo que había cambiado era su forma de pensar y de querer hacer cosas para disfrutar, pero lo cual era complicado por lo que su rutina diaria significaba, cargada de responsabilidades y deseos no cumplidos. Él necesitaba un cambio, y ciertas personas se estaban encargando de hacércelo notar inconscientemente con sus actos y dichos. Claro que él era responsable también porque interpretaba eso que quería interpretar. Sólo, según él, le faltaba controlar su energía, esa que siempre desea tener para no parar ni tropezar. Sólo bastaba seguir adelante. Todo mejoraba con el correr del tiempo. Y el año, había empezado como lo deseaba y anticipaba que sería. Igualmente, para él, siempre todo era insuficiente.