lunes, 28 de septiembre de 2009

La vuelta de ella

Había pasado un tiempo relativamente largo para él, pero quizás muy corto para ella que estaba en una simple compañia sólo para no sentirse sola del todo, cuando ella decidió otra vez volver. Estaba claro que volvía a estar soltera y otra vez iba en busca de otro pobre iluso que intentara en vano conquistar su corazón de piedra liviana.
Ellos, ambos, habían decidido dejar esa partida interminable como estaba, pero ahora fue ella la que con un gran movimiento hacia atrás, parecía dejarle el partido en sus manos a él, para cuando regresara, para que finalmente le ganase. Pero él, chico inteligente, de corazón sufrido y con otras metas en la cabeza, no quería aparecer, sabiendo de antemano que ella haría un movimiento estratégico algún día inesperado.
Pese a todo, seguía siendo el pobre iluso que día a día esperaba tener noticias de ella, y era ahora cuando tuvo que empezar a luchar aún más para no caer en la tentación, sumado a su desesperación, de tirarse a sus pies sin pedir nada a cambio. Parecía como si una palabra de ella a la distancia ya era suficiente como para que su capacidad de razonar quedara invalidada por esa magia invisible soltada por ella.

La situación, sin embargo, esta vez era un algo un poco diferente. Él era el que estaba cansado, perdido y sin rumbo. Pero algo encaminado a querer salir con otra chica y con su primer experiencia a cuestas, que lo hacía aún mas fuerte y más pesimista sabiendo que también le había salido mal.
Por este motivo se encontraba confundido. Se hacía el desentendido frente a la mirada desesperada de ella en la partida, que sentía que había entregado mucho con ese movimiento que aún no tenía respuesta. Era consciente de que las cosas habían cambiado, pero no quería que así fuesen. No le gustaba que la dejen a la expectativa.
Sin embargo, como él la conocía, sabía que era lo mejor y hasta no aclarar las cosas, no haría nada en vano. Él seguía pensando que ella otra vez jugaba y los comentarios que le habían llegado no eran del todo alentadores. Para él era claro que no sólo lo buscaba a él, sino a unos cuantos más a la vez.
Pese a que esa afirmación estaba totalmente llena de incertidumbre y basada en hipótesis casi netamente dudosas y no comprobadas, prefirió pensar eso, quizás como una nueva excusa para estirar aún más lo que no quería que nunca terminase.

A fin de cuentas, el que saldría perdiendo sería otra vez él y no era justamente lo que necesitaba en este momento de su vida.



La situación así quedó y otra vez con un continuará. Con suerte algún día esta historia tendrá un final feliz o un triste final. Nadie lo sabe. Siquiera ellos dos, quienes ahora se miran con gestos de desesperación y caras largas. Pero la verdad estaba sobre la mesa: y esa seguía siendo la indesición y la falta de compromiso.





Disculpen que les debo el cuento que anuncié el otro día. La circunstancias me obligan a postear este otro que acabo de escribir.

4 comentarios:

  1. Quizá él debería seguir con su vida, y dejar de pensar en ella, porque si ella sólo vuelve cuando le interesa... Y además le hace mucho daño a él...
    No sé, digo yo...

    Un beso, Martín.

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  2. Pues no sé si es una historia real o es ficción, pero me encanta como lo has contado...
    Se te echaba de menos.

    Muchos besitos Martín.

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  3. Quedo a la espera del nuevo, Martín, pero éste es bastante descriptivo de la situación que viven.

    Bien, por tu vuelta!

    Un saludo!!...

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  4. Coincido totalmente con Lourdes. Un abrazo Besto :)

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